El preocupante engaño sobre la fiebre del Nilo

La actitud del SAS de querer ocultar la verdad puede provocar que cada vez haya más casos

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Cuando este periódico sacó a la luz la aparición de los primeros casos de la fiebre del Nilo en animales todo el mundo parecía mirar hacia otro lado. La infección de algunos animales no parecía preocupar a nadie, pese a que ya se advertía de que esta enfermedad conlleva unos peligros a los que habría que atender. Sin embargo, ninguna administración reaccionó a tiempo esperando que todo fuera un caso aislado hasta que apareció la primer persona afectada por esta fiebre. En aquel momento, parecía que el Servicio Andaluz de Salud si tenía intención de ponerse a trabajar sobre este riego de contagio, pero lo cierto es que poco o nada hizo. La consejera y distintas administraciones provinciales prefirieron centrar su atención en defender lo bien que estaba funcionando el protocolo sanitario sobre la persona afectada y en insistir en restar importancia a la posibilidad de nuevos casos, ya que se trataba de una “posibilidad mínima que no alcanzaba ni al uno por ciento”. Sin embargo, se equivocaron y ahora ha aparecido un nuevo caso de una persona afectada por esta fiebre en Benalup que ha tenido que ser ingresado, como el anterior, en el hospital de Puerto Real. Y de la noche a la mañana, lo que era para la Consejería de Salud un caso aislado que no representaba ningún peligro para la población, se está comenzado a convertir en un peligro serio para muchos ciudadanos, hasta el punto que se ha instado a tomar medidas, sobre todo en forma de repelente, en todos los humedales de La Janda, Jerez y Chiclana como prevención. Es decir, que lo que para la Junta no era nada peligroso se ha convertido en una seria advertencia para una gran parte de la provincia. Y se puede entender que la Consejería no quisiera desatar la alarma injustificadamente, pero lo que no se puede aceptar es que negara los hechos y les restara importancia cuando, como se ha demostrado, era algo mucho más importante de lo que querían asumir. Por eso, la Junta no puede ni debe volver a centrarse en alabar su propia gestión de esta fiebre, sino que debe actuar de una forma mucho más contundente y aclarar si realmente hay peligro para las personas y qué medidas se deben tomar más allá de ponerse repelente para los mosquitos. Las alarmas no se generan por informar y reconocer la verdad, sino por las mentiras o medias verdades que quieren ocultar la realidad.

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