La figura de Nikola Tesla, el genio de la electricidad que nació durante una tormenta y murió en la más absoluta ruina tras concebir el primer mando a distancia o sentar las bases de Internet en 1900, es recordada en una exposición que se inaugura este miércoles en Málaga.
La capital malagueña acoge hasta el 12 de diciembre el estreno de esta muestra itinerante de la Fundación La Caixa, en colaboración con el Museo Nikola Tesla de Belgrado, que inicia ahora su periplo por ciudades españolas y portuguesas para conocer, de forma didáctica e interactiva, al creador de casi trescientas patentes.
La vida de Tesla estuvo "salpicada de hechos legendarios" desde su mismo nacimiento en plena tormenta eléctrica, algo por lo que la comadrona auguró que ese niño sería "un hijo de la oscuridad", a lo que su madre replicó que, por el contrario, sería "un hijo de la luz", ha explicado en un recorrido por la exposición su coordinador, Jordi Aloy.
Poco después, cuando tenía 3 años y acariciaba a su gato, saltaron unas chispas y al preguntar qué era eso, alguien le respondió que "electricidad", lo que quedó en la mente del pequeño.
La creación del primer motor de inducción magnético polifásico, del que se expone un prototipo, no tuvo el eco que él esperaba, lo que le hizo caer en una depresión y trasladarse a EEUU en 1884.
Allí se instaló en Nueva York, se presentó a otro inventor, Thomas Alva Edison, y entre ambos se inició una relación "en principio cordial, entre alguien que era Dios y un chaval europeo", señala Aloy.
Edison le contrató, le encargó mejorar el alumbrado público de Nueva York y le prometió 50.000 dólares si lo conseguía, pero, al incumplir esa promesa, Tesla abandonó la empresa y creó su propia compañía, con la que se centró en el desarrollo de la corriente alterna.
Después se alió con el magnate George Westinghouse y los avances de ambos alarmaron a Edison, que veía amenazada su supremacía y comenzó entonces la llamada "guerra de las corrientes".
Hubo "guerra sucia", porque Edison quiso transmitir a la sociedad un miedo a la electrocución con la corriente de Tesla, que hacía funcionar la silla eléctrica, según aseguraba, y hacía demostraciones en las que electrocutaba a animales, apunta el coordinador de la exposición.
Tesla, por su parte, replicaba con espectáculos públicos en los que se sometía a descargas eléctricas para demostrar que eran inocuas.
Otros éxitos fueron iluminar la Exposición Universal Colombina de Chicago en 1893 o la central hidroeléctrica de las cataratas del Niágara, con la que suministró electricidad a la ciudad de Búfalo.
En la exposición de Málaga se puede contemplar también la llamada "Bobina Tesla", un generador de alta tensión, de hasta millones de voltios, creado en unos años en los que el inventor ya barruntaba la posibilidad de concebir sistemas de transmisión inalámbrica de energía.
Fue el primer paso para plantear un sistema mundial de transmisión de mensajes, de telefonía y de imágenes facsímiles que sentaría las bases de lo que muchos años después sería Internet, como resalta Aloy.
En 1901 se embarcó en la construcción de la Torre Wardenclyffe, un transmisor gigantesco para el que recibió una financiación de 150.000 dólares del magnate John P. Morgan.
Pero, mientras tanto, Marconi se le adelantó en Europa al transmitir con éxito una señal de radio desde Inglaterra hasta Terranova, los inversores abandonaron el proyecto de la Torre Wardenclyffe, que fue finalmente derribada en 1917, y Tesla cayó en la ruina.
Sus últimos años los pasó en hoteles de Nueva York en los que acumulaba facturas impagadas, cuando exhibía un carácter excéntrico en ruedas de prensa en las que presentaba misteriosos inventos como la que denominó "el arma definitiva", un cañón electromagnético que también está expuesto en Málaga.
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