Achacoso pero con ganas de que llegue el verano para regresar al Montseny y pintar, el artista asistió emocionado a una celebración que llenó la gran sala de exposiciones del Fomento de las Artes y el Diseño (FAD), en la que se le obsequió con uno de los libros, con textos suyos y seis obras de Manel Esculsa, Joan Fontcuberta, Pere Formiguera, Antoni Llena, Soledad Sevilla y Eulalia Valldosera.
En una sobria jornada muy propia de la sociedad civil barcelonesa, pintores, diseñadores, escultores, fotógrafos, escritores y editores se acercaron hasta el barrio del Raval para reconocer a un humanista, en el sentido más clásico de la palabra, con una obra escrita autónoma de su obra plástica, según uno de los impulsores del homenaje, el crítico y escritor de origen norteamericano Sam Abrams.
Precisamente, Abrams señaló que llevaba ya muchos años intentando poner de manifiesto la altura literaria de la obra de Tápies, pero no fue hasta el año pasado y, gracias a una conversación de café con el poeta Jordi Carrió y el arquitecto Marc Cuixart, cuando empezó a tomar forma la idea de crear un libro objeto, que se ha puesto a la venta por suscripción de 2.000 euros, aunque desde ayer se adquiere por 3.000 euros.
Sin embargo, más adelante está previsto publicar una edición popular de la obra.
Antoni Tápies, acompañado por su inseparable esposa Teresa, mostró su satisfacción por el homenaje e indicó que nunca ha sido bueno en el “lenguaje oral”. Más tarde, a preguntas de los periodistas, y en un tono de voz apenas audible, dijo estar sorprendido por el acto y en su habitual modestia precisó que “quizá exageren” los que lo consideran también un buen escritor.
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