Belén Esteban, tertuliana, polemista, intérprete de la vida de andar por casa, la que fue llamada 'princesa del pueblo' por sus orígenes humildes y sus espontáneas expresiones, cumple este jueves 50 años, más de la mitad de ellos contados en programas de televisión a los que dejó su impronta de clase trabajadora.
Pero no siempre fue así. Cuando Belén Esteban tenía 22 años su vida cambió radicalmente: una calle de Benidorm, un cruce de miradas y un flechazo fulminante unió su vida a la del torero de moda, Jesulín de Ubrique. Hasta entonces, era una chica normal de origen humilde, con formación hasta la EGB.
Cuando Belén Esteban era discreta y sencilla
Era inevitable que Belén Esteban fuera objetivo de la prensa del corazón, ella era entonces una chica discreta y sencilla, siempre sonriente, a la que costaba sacar un par de frases en sus primeras entrevistas en televisión.
En apenas cinco años se traslada a vivir a la finca del torero, Ambiciones, tiene una hija con él, Andrea, que nace en julio de 1999, y en marzo de 2000 se desmorona la historia.
Belén Esteban abandona el hogar familiar con su bebé y solo dos meses después ficha por Antena 3 como colaboradora del programa "Como la vida", presentado por Alicia Senovilla. Allí conoce a Ana Rosa Quintana, directora de "Sabor a ti".
Cuando Quintana se va a Telecinco, Belén se va con ella y comienza a trabajar de manera habitual en "Día a día" (2004), presentado en aquel momento por Carolina Ferre.
Poco a poco, la madrileña (nacida en Paracuellos del Jarama y vecina de San Blas) va marcando un estilo propio, inmediato, cercano, espontáneo y desinhibido al que Mediaset sabe sacar el máximo partido.
"Andreíta, ¡coño! cómete el pollo"
Sus expresiones del pueblo, como el famoso "yo, por mi hija ma-to", o "Andreíta, ¡coño! cómete el pollo", acompañadas de un agrio tono de voz y unas maneras chulescas, ponen de moda la vulgaridad.
Ya en "Salvame de Luxe", Belén Esteban defiende con ojos llorosos el derecho de su hija a no aparecer en un telediario con el elocuente "ni que yo fuera Bin Laden". O su "Ostras, vais a flipar", mientras sacude los dedos ante un vídeo que Carlota Corredera le muestra en su móvil, la mirada desorbitada.
Sus "¿me entiendes?" le acompañan de tertulia en tertulia hasta convertirse en uno de los personajes públicos y mediáticos más populares de la prensa del corazón española. Es el símbolo de una época que aún alarga sus garras hasta hoy.
También con Ana Rosa Quintana, Belén fue colaboradora habitual de "El Programa de Ana Rosa" (2005-09); luego pasó a "Sálvame Deluxe" (2009-2023) y "La noria" (2009-11) y fue protagonista de "España pregunta, Belén responde" (2010) contestando a personas anónimas sobre cuestiones de sexo, política, amor, dinero o religión.
Siempre con Telecinco, siguió participando en "realities" como "GH Vip 4: límite 48 horas" (2016) y "GH 17: límite 48 horas" (2016) o el programa "Supervivientes" (2016).
Los años siguientes estuvo colaborando en "GH Revolución: el debate" (2017), "El debate de Las Campos" (2017); "GH Dúo: El debate" (2019) y "Sálvame Okupa" (2019), además de en los programas "Hormigas Blancas" (2020) y "Rocío, contar la verdad para seguir viva" (2021), serie documental biográfica protagonizada por Rocío Carrasco.
Fruto de su notoriedad, presentó en Telecinco las campanadas de 2009 y 2010, y actuó en la película "Torrente 4" (2011, Santiago Segura).
La cancelación de "Sálvame" y el aterrizaje en Netflix
La cancelación de "Sálvame", uno de los programas más longevos de Telecinco, como parte del proyecto de renovación de los nuevos dirigentes de Mediaset, ha propiciado una nueva etapa para la 'princesa del pueblo', también conocida como 'reina del mercadillo de Paracuellos', en uno de los pocos sitios en los que no se había prodigado: las plataformas de televisión.
Netflix se cuela en el hueco dejado por "Sálvame" y contrata a ocho de sus polémicos colaboradores -incluida, por supuesto, Belén Esteban- y lanza en "prime time" el docu-reality rodado en Miami y México "¡Sálvese quien pueda!". Lo hará pasado mañana, por la noche.
Polémica y polemista, su vida ha sido objeto y foco de atención. Probablemente, Belén Esteban representa el paradigma de la intrascendencia como motivo de tertulias que permiten facturar a sus participantes por conversaciones sobre la nada. Y así desde hace 25 años.
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