Un paso más para agrandar la leyenda más grande del tenis mundial dio el serbio Novak Djokovic al conquistar su séptimo título en París y su 40 Masters 1.000, colocándose además a una victoria de conservar el número 1 del mundo al final de temporada por octavo año.
Cada victoria que consigue el serbio eleva un poco el listón de los récords. Ganó a Grigor Dimitrov, 6-4, 6-3, en la final de París, su victoria 50 en ese torneo, un partido con poca historia, y ya todas las fronteras se retrasaron para hacer sitio a la leyenda.
"Busco acabar siempre bien las temporadas, por eso tengo aquí tan buenos resultados", señaló.
París se convierte así en una de sus presas favoritas, a la altura de Wimbledon o el Abierto de Australia, que también ha conquistado siete veces, un número que puede alcanzar en un par de semanas también en el Masters de final de temporada, que reúne a los ocho mejores del ránking y que Djokovic ya ha ganado seis veces, incluida la última.
De París se fue con la recompensa máxima, la que le faltó el año pasado cuando el danés Holger Rune le venció en al final, sin hacer un tenis de altura.
Tras casi seis semanas de parón después de conquistar el Abierto de Estados Unidos -solo un partido en la Copa Davis contra el español Alejandro Davidovich rompió esa pausa- regresó con un tono discreto, pero con más oficio y experiencia que ninguno de sus rivales. Suficiente para ganar.
"No he hecho mi mejor tenis, pero he sabido sobrevivir. No sé en qué punto de mi carrera estoy, pero sé que ahora cada victoria vale el doble", comentó.
Le ayudó que los principales pretendientes a destronarle fueron cayendo a las primeras de cambio. Empezando por el español Carlos Alcaraz, segundo del mundo, que perdió en su debut ante un casi desconocido ruso Roman Safiullin, que llena de interrogantes su final de año.
Tampoco aguantó un asalto el ruso Daniil Medvedev, tercero del ránking, derrotado en un bronco partido por Dimitrov, mientras que el cuarto, el italiano Jannik Sinner, se dio de baja tras acabar su primer partido pasadas las 2.30 de la madrugada y ver programado el siguiente solo doce horas más tarde.
Al quinto y al sexto, el ruso Andrey Rublev y el danés Holger Rune, tuvo que descabezarlos él mismo, en sus dos duelos más complejos. Al segundo lo venció en cuartos en una reedición de la final del año pasado y el moscovita se lo puso difícil en una intensa semifinal, pero sin tenerle en ningún momento contra las cuerdas.
El mayor palmarés de la historia
Djokovic ya solo tiene el límite en su propio mito y, junto al del talentoso tenista que va camino de amasar el mayor palmarés de la historia, figura el de una personalidad fuerte que no rehuye el combate.
Lo mantuvo durante toda la semana con el público de París, que no le regaló ni un apoyo, pese a ser el más laureado en su pista, y el jugador se lo hizo saber en su discurso final: "El apoyo del público ha sido especial. Gracias a la energía que se ha creado en esta pista estoy aquí", les dijo en una clara referencia a su capacidad para convertir el rechazo en motivación.
La víspera, tras ganar en tres sets a Rublev, les dedicó un gesto poco digno en medio de muchos abucheos, en una prueba de que conquistar el título no garantiza ganarse los corazones.
Djokovic cuenta ya con 97 títulos en su palmarés, seis en 2023, lo que le iguala a Alcaraz, el único que le ha ganado en los últimos 32 partidos, y le coloca por encima de Medvedev, el único que esta temporada le ha derrotado sobre pista rápida.
Esos tres tenistas son los únicos que han sumado dos Masters 1.000 este año.
Todos los récords están a favor de Djokovic que, sin embargo, aseguró que conquistado el título su mente empieza ya a pensar en la siguiente meta.