Sindéresis

La virtud deseada

Aquí lo importante, por lo que parece, no es que Sumar sea un partido político sin bases a las que preguntar

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Creo que el 80 por ciento de las críticas periodísticas y de opinión política sobre Podemos tienen esta base: yo no soy virtuoso, pero tú deberías serlo en la medida que yo demande, donde yo establezca la línea de fuera de juego pintada con curvas y ángulos a medida.

El ejemplo más reciente es el de la Hoja de Ruta que ha establecido la dirección de Podemos, y contra la que yo tengo todas las salvedades del mundo. Salvedades que he podido predicar en público y en este medio sin que nadie me eche del partido, y que también he podido predicar en nuestros foros de debate interno (aunque allí haya tenido que pagar otro tipo de peaje, seamos honestos). Todo el que ha querido ha podido apoyar la propuesta o rebatirla, y ha tenido tiempo para hacer campaña o lo que le viniese en gana. De hecho, todos han contado con la opinión de periodistas y analistas políticos sobre lo que realmente significaba esta Hoja de Ruta; pero ha salido que sí.

Con todos los defectos que los que estábamos en contra hemos querido señalar, con toda la propaganda en contra de quien ha querido desprestigiar, con razón o sin ella, el proceso, con todo lo que quieras echar al puchero y la bombona llena de butano, la gente ha dicho “muy bien, primo, pero yo confío en esto”.Y, de nuevo, existe un enorme interés y congoja porque la militancia de Podemos se ha equivocado votando una vez más, se ha dejado hipnotizar, no han querido, a sabiendas, hacer caso de las advertencias desprendidas de toda esa amable gente que no pertenece a Podemos. Porque Podemos no tiene que ser lo que quiera Podemos, tiene que ser lo que el resto de la sociedad decida, ya que, al parecer, Podemos es un poquito de todos (menos, quizá, de la gente de Podemos), ya que comporta la virtud deseada que cualquiera se pueda imaginar pero no cualquiera asuma sostener con su propio comportamiento.

Aquí lo importante, por lo que parece, no es que Sumar sea un partido político sin bases a las que preguntar (mientras tantos se han estado burlando de que Podemos es un podcast y cuatro gatos), aquí lo importante no es que hayan salido unos Whatsapps que demuestran el contubernio político-periodístico para acabar con Podemos (mientras tantos periodistas se hacen los locos no vaya a ser que se lave un poco la imagen del partido cuyos militantes se equivocan tanto votando a la interna), aquí lo importante no es que Podemos siempre esté a la vanguardia de la defensa de los derechos humanos (mientras el resto de partidos importantes y sensatos se acopla después si ven que el agua no estaba fría, con el aplauso de estos mismos periodistas).

Aquí lo que importa es que Podemos no ha mostrado la virtud a la que el resto ni siquiera aspira. Pues mira, no, no la ha mostrado en esta ocasión, pero el PSOE está apoyando sin fisuras una propuesta de amnistía de la que sus líderes abjuraban hace diez minutos y esos mismos opinadores no llaman hooligans o descerebrados a sus bases. El relato siempre será el mismo: atacar a Podemos con la virtud que no ha demostrado y que no se exige a nadie, lo que quiere decir, y creo que todos deberían ser honrados en esto, que estiman que sus militantes y votantes sí aspiran a la virtud. El mensaje que se manda con esto es el de que todos los partidos políticos son iguales, la antipolítica, que ya sabemos que beneficia al statu quo. Y una de las principales quejas sobre Podemos es que exija al periodismo la virtud que es motivo de su existencia: la de dar una información veraz y un análisis libre de los hechos. Si no fuera porque parecería estúpido, podría pensarse que tanto ataque es un favor para mejorar nuestra cohesión interna. Os daría las gracias, pero no me parece virtuoso que un periodista haga política con lo suyo.

 

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