Jerónimo Jiménez es al mundo empresarial jienense y andaluz lo que Antonio Muñoz Molina y Juan Eslava Galán a la prosa y las tradiciones de esta tierra. El presidente del Grupo Doña Jimena, líder internacional en la fabricación de chocolates, dulces y productos navideños, reconoce que le costó ocho años decidirse a abandonar su vida en Madrid y recoger el testigo de aquella empresa familiar (Productos J. Jiménez) que aplacó, allá por 1961, el olor a alpechín de su Alcaudete natal, cambiándolo por el aroma a dulce recién amasado.
“Recuerdo feliz mi infancia entre olores navideños y juegos” destaca. Empresario arriesgado y dinámico ha convertido una pequeña empresa familiar en una firma que llega a los hogares de 57 países , con trescientas manos, todas jienenses, que en estos momentos amasan, tanto los productos típicos de la Navidad, como toda una gama de chocolates.
Sin embargo, a Jerónimo Jiménez y Doña Jimena también le ha tocado la crisis. Asegura que ha sufrido para conseguir financiación este año y pregunta tajante: “¿Dónde está la inyección del Gobierno al sistema financiero?”. Y responde: “Por ahora se ha quedado por el camino”. Para Jerónimo Jiménez la crisis está siendo mucho más profunda de lo que cabía esperar, sin embargo, se muestra convencido de que Jaén se verá menos afectada que otras provincias españolas. “El hecho de que la economía jienense sea más doméstica tiene su lado bueno y su lado malo. En épocas de bonanza sufrimos ese lastre, pero en situaciones de crisis como la de ahora somos menos vulnerables”.
Esto no quiere decir que Jaén, según el presidente de Doña Jimena, no esté siendo castigada por la crisis, sobre todo en lo que a desempleo se refiere. En este sentido, se muestra preocupado por los bajos precios del aceite de oliva, al que considera el “lubricante de Jaén”.
Pesimismo contagioso
El fundador de las Confederaciones de Empresarios de Jaén y Andalucía y presidente de InverJaén durante nueve años considera que lo peor es “el pesimismo contagioso que se apodera de la sociedad” en una época como esta. Aunque reconoce que Jaén ha cambiado sustancialmente en los últimos años, cree que difícilmente dejará esa economía doméstica, al menos a corto plazo. Sin embargo alaba los esfuerzos que se han realizado y destaca por encima de todo el papel de la Universidad de Jaén como eje dinamizador de la provincia. Cercano ya a los setenta años, Jerónimo Jiménez prepara a sus hijos para que se hagan cargo, como buenos campeadores, de la dulce dama Doña Jimena. Mientras ese día llega, deja que sus aficiones de toda la vida, la literatura, los paseos, el arte y otras nuevas como el diseño en tres dimensiones, lo distraigan de los quebraderos de cabeza que supone estar al frente de una gran empresa y de los vaivienes del tejido económico jienense, que tanto le debe.
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