Ignacio Silva, consejero delegado de Deoleo, grupo que gestiona marcas como Carbonell, ha ofrecido un panorama detallado sobre la
crisis actual del mercado del aceite de oliva. Durante su intervención en el 38º Congreso AECOC de Gran Consumo, Silva se mostró convencido de que los precios del aceite se mantendrán estables hasta que una primavera potencialmente más lluviosa mejore las expectativas de cosecha. "
Los precios no cambiarán hasta mínimo abril o mayo, hasta que los agricultores vean una primavera lluviosa", explicó. "La recolección termina en enero, y en ese momento sabemos la producción mundial (por lo menos en el hemisferio norte) y la estructura de costes: a partir de ahí es un juego de oferta y demanda que va liberando producto en las cooperativas, almazaras o, en menor medida, en las empresas embotelladoras".
A pesar de la dura situación, Silva esbozó un futuro algo más esperanzador para el sector, apoyado en las
tendencias actuales del mercado y en las previsiones de producción. En sus palabras, la producción nacional podría rondar los
800 millones de kilogramos este año, marcando un punto intermedio respecto a los niveles previos a la guerra en Ucrania.
Por otro lado, Silva destacó la
moderación del consumo en España, observando que no se está produciendo un cambio significativo hacia otros tipos de aceites, como el de girasol. Esta moderación podría perdurar hasta principios de 2024, antes de comenzar a experimentar una
recuperación gradual del mercado.
Además, el CEO de Deoleo hizo un llamado a resolver los problemas estructurales persistentes en la industria, incluyendo los desequilibrios evidentes en la cadena de valor, así como los "desequilibrios en la cadena de valor" que afectan a la industria, sugiriendo que estos podrían ser la raíz de las acusaciones de especulación que enfrenta el sector.
Así, hace un llamamiento urgente a establecer un sistema más transparente y a fomentar contratos a largo plazo.
El directivo expresó: "Esta es una categoría en la que la cadena de valor está totalmente desequilibrada", ilustrando el problema con el ejemplo de un agricultor que, hasta hace poco, "vendía el aceite a 2,2 euros cuando le costaba 2,8 euros". También hizo referencia a los puntos de venta, mencionando que estos también enfrentan desafíos económicos, ya que el producto no genera suficientes ganancias debido a su papel crucial en la cesta de la compra.
Silva concluyó sus comentarios con una reflexión profunda sobre el valor intrínseco del aceite de oliva:
"Esto no es bueno en una categoría como el aceite de oliva, que se tendría que vender caro, porque es muy difícil de extraer", defendiendo la necesidad de reevaluar y ajustar las estructuras de precio para reflejar adecuadamente el valor real y los costos involucrados en la producción del aceite de oliva.