Lejos quedan aquellas míticas peñas cadistas que jugaban a unir el nombre de cualquier cosa con el color amarillo, tales como Resaka Amarilla, Aguada Amarilla, Marea Amarilla… Yo propongo una nueva, si me permiten, con el nombre que firma esta columna, que viene mucho más al dedo de lo que estamos viviendo últimamente quienes seguimos sufridamente a nuestro queridísimo Cadi.
Trompazo tiene un motivo doble, una polisemia canalla que lo convierte en el nombre ideal de nuestra nueva peña, porque trompazos son los que nos pegamos últimamente dejándonos puntos tontamente, y trompazos son los que pegan nuestros estimados jugadores de primer nivel para provocar expulsiones a las que “tontas” se les queda corto.
De trompazo en trompazo y tiro porque me toca, tirito en el pie concretamente y otra jornada sin sumar. De trompazos sabemos mucho los cadistas, por suerte o por desgracia, pero esta moda de esperar un partido con ganas e ilusión para quedarnos con 10 a los pocos minutos es demasiado macabra.
Si la plantilla quería adornar nuestro próximo Halloween, ya podían haber llenado de telarañas los asientos en lugar de darnos tantas calabazas y tantos sustos de muerte que acaban en tragedia. La temporada pasada le gastamos las pilas a los desfribiladores, más nos vale dejar ya la tontería. Qué decir de todo lo que viene, el tiempo apremia y ya son 10 jornadas que no volverán.
El bache (esperemos que se quede en bache) nos ha pillado esta vez con el zurrón lleno, pero ya poco queda en el macuto para asomarnos al maldito abismo. Por suerte este año la Liga está sufridita por debajo, y hay algunos que no levantan cabeza y que ya elchean aún estando todavía en octubre.
Uno, que siempre busca el rayito de luz entre las tormentas y los temporales, se queda con dos cositas: Kouamé, que es a día de hoy el tío que pone más ganas y más cabeza sobre el verde, y Lucas Pires, que ha adelantado a Javi por la izquierda y que debe ya ser titular.
No sé de dónde viene el rollaso ese de que Lucas no sabe defender, no le debe sentar bien el prototipo del lateral brasileño, pero a día de hoy no creo que se pueda defender mucho peor de lo que lo hace Javi, que si bien empezó la temporada con seguridad y buen toque de balón, necesita ya un banquillazo, más por él que por nosotros. Sergio tiene dos opciones: tocar cosas y remontar el vuelo, o darse una hostia haciendo lo de siempre.
Tiene crédito de sobra para seguir trabajando con confianza de directiva y afición, y le disculpa las malditas lesiones y las plantillas cortitas que acostumbran a prestarle, pero si no se remueve el caldero corre peligro de ajogarse entre las especias y que se lo coman los brujos en El Faro. Mucho cuidao.
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