¿Por qué ?hasta ahora??

Tras tanta polémica sobre el segundo puente, la actualidad de la ciudad se centra en cuestiones económicas presentes y de futuro

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La ciudad comienza a descubrir que existe vida después del puente. Después de todo un verano pendientes de las dichosas obras, ha llegado el vacío informativo en materia política, si no fuera porque siempre nos quedará no París, sino la economía para poder seguir hablando de algo en este Cádiz. Y si los dineros toman protagonismo, ya sabemos que la polémica está a la vuelta de la esquina, bien sea por temas municipales, bien por la reforma laboral, bien por la huelga de final de mes, bien por las nuevas cifras del paro. Mientras haya algo ‘económico’ de lo que hablar, los que nos dedicamos a esto de escribir siempre tendremos algo a lo que agarrarnos, aunque sólo sea porque el resto (los políticos, los sindicalistas, los...) ya están bastante más ‘agarrados’ al tema.

Y el tema esta semana ha dado mucho más juego de lo esperado. Tanto que ha quedado pendiente para el futuro, porque si algo caracteriza a esta cuestión es que, por mucho que se hable de ella, siempre queda algo pendiente para más adelante. Y buena prueba de ello se vio en el último pleno municipal, donde el PP aceptó el reto de debatir de forma monográfica las cuestiones económicas del Ayuntamiento. Y aunque se puede tomar con un gesto de transparencia y de normalidad democrática, tampoco se debe desdeñar que se hable lo que se hable o se diga lo que se diga, una mayoría absoluta permite mucha comodidad a la hora de debatir. Y como ejemplo se pudo oír el viernes en dicho pleno cómo se reconocía sin ningún rubor que el Ayuntamiento no iba a cumplir la nueva Ley de Morosidad, la que obliga a todas las administraciones a pagar en el plazo de 50 días las facturas que desde ese momento estén registradas. Como decía José Blas Fernández, si esto no lo cumple ni el Gobierno central que es el que lo ha sacado adelante, cómo lo van a hacer los ayuntamientos que están endeudados hasta las cejas. Y no le falta razón, aunque paralelamente uno se pregunta para qué sacan leyes si nadie está dispuesto a cumplirlas.

Sin embargo, lo que más me llamó la atención de ese pleno fueron unas declaraciones del propio José Blas quien, quizás por un despiste, quizás por un lapsus lingüístico o quizás porque le falló el subconsciente, reconoció la delicada situación económica de las arcas municipales “como ocurre con el resto de municipios, pero con la salvedad de que nosotros hasta ahora estamos pagando religiosamente las nóminas y no estamos en una situación tan grave como la del Ayuntamiento de Jerez”. Vale, un tirito a los socialistas, pero qué quiso decir con ése “hasta ahora”.

Creo que José Blas es todo un profesional de las cuentas, que sabe que a diferencia de otros municipios puede vender a los acreedores no sólo la estabilidad política actual sino la futura con una previsible victoria en las próximas elecciones municipales, y que sabrá campear el temporal que se avecina por lo menos hasta mayo del próximo año, pero ¿hasta ahora?. Que se empiecen a coger los machos los trabajadores municipales porque, o mucho me equivoco, o como en el resto de municipios, vienen tiempos duros para eso de cobrar a final de mes.

Y los sindicatos a lo suyo
Unos tiempos complicados que no van a tener el respaldo sindical, porque está claro que las centrales están cada día más dispuestas a ir a lo suyo. O por lo menos hasta el 29 de septiembre, cuando se celebre la huelga general. No se está viendo por parte de sus dirigentes una actitud de consenso o de responsabilidad, sino un espíritu reivindicativo (legítimo, que quede claro) de que todo está fatal (lo que es cierto) y que sólo vale salir a la calle para reclamar lo que creen que es justo.

Y no quiero debatir sobre el papel sindical en tiempos de crisis, porque sólo me acaba dando problemas de cabeza y discusiones sin sentido, pero cuando alguien ve cómo los ayuntamientos (que generalmente acaban siendo las primeras ‘empresas’ de la ciudades en número de colocados, digo trabajadores) comienza a rondar literalmente la quiebra, no sé si la mejor solución es salir a la calle y presionar más para conseguir más quiebra y más problemas.

Sobre todo cuando los datos del paro, conocidos esta misma semana, demuestran que las cosa sigue tan mal como siempre. Aunque en Cádiz bajó en 24 personas, en toda la Bahía se ha roto la tendencia a la baja y las cifras siguen siendo más que preocupantes. Tanto que uno no sabe si se debería apostar por crear nuevo empleo o en defender el poco que ya hay. Una cuestión que no creo que sea baladí y que, quizás, debería ser el verdadero debate de esta ciudad, más que pensar si se le puede acusar al equipo de Gobierno de estar endeudado o no.

Gracias a Dios, se acabó el conflicto
Y nunca mejor dicho, porque me da la impresión de que ha sido Dios, o lo que sería lo mismo sus representantes en la tierra... gaditana, los que han intervenido activamente para poner fin al conflicto de la plantilla del antiguo hospital de San Juan de Dios (valga la redundancia). Se mejorará el ERE actual y se ha garantizado que todos los trabajadores entrarán a trabajar con las mismas condiciones que tenían en el futuro centro. Un alivio para ellos, pero sobre todo para al Obispado... gracias a Dios.

Una imagen para un centenario
Ya se sabe que aquí lo importante es celebrar algo. Da igual que sean unas bodas de plata, de oro o todo un Bicentenario, lo importante es tener algo que conmemorar. Y el Cádiz, a falta de éxitos deportivos, ya tiene su propio centenario, presentado esta semana mediante un logo original, sencillo pero a la vez bastante llamativo. Vamos que los cien años ya tiene su propia imagen. Ya sólo queda que se pueda demostrar esos cien años de historia que casi nadie cree que existan. Pero qué más da, mientras haya algo que celebrar para qué andar con matices.

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