El eterno debate sobre la
conveniencia de los deberes escolares ha vuelto a cobrar relevancia en los hogares andaluces con el inicio del curso. Padres, educadores y expertos se cuestionan si los deberes son una carga excesiva para los niños o si realmente cumplen su función de fortalecer el aprendizaje. ¿A quién le corresponde la responsabilidad de los deberes? ¿Deben ser una tarea compartida entre padres e hijos?
¿Carga excesiva o herramienta educativa?
Los deberes, esa rutina diaria que suele generar controversia en los hogares, han estado en el punto de mira durante años. Algunos argumentan que los deberes son esenciales para reforzar lo aprendido en el aula, enseñar a los niños la responsabilidad y la organización del tiempo, y promover el desarrollo de habilidades de estudio. Sin embargo, otros opinan que los deberes pueden resultar una carga excesiva, generando estrés y conflicto en las familias y quitando tiempo de ocio a los niños.
Pero el debate es aún mayor cuando la dificultad o la implicación de las tareas conllevan que sean realizadas por los padres y no por los niños, siendo totalmente ineficaz para conseguir los objetivos de los docentes. Al final, el niño se presenta en clase con una maqueta perfecta pero no ha aprendido nada.
El equilibrio es la clave
A pesar de las continuas discrepancias de los expertos, lo que sí queda claro es que la clave es el equilibrio. Para que los deberes sean útiles la carga debe ser adecuada. Un niño sentado varias horas en la mesa del comedor, tras pasar medio día en el colegio, no le prestará atención a nada. Y su único objetivo será terminar cuanto antes para irse a jugar.
Cómo afrontar los deberes con tus hijos
Lo mejor a la hora de hacer los deberes es establecer una rutina fija, asignar un horario regular diario para que los niños sepan que en ese momento, esa es su única tarea.
Los padres deben ofrecer apoyo y supervisión, responder las dudas y hacer sugerencias, pero sin caer en el 'deja que yo lo hago'. Invita a tu hijo a que haga su tarea bien, pero sin esperar el perfeccionismo que exigirías a un adulto. A medida que vayan siendo mayores, dales libertad para decidir cómo quieren abordar las tareas.
Cuando la carga de deberes sea excesiva, quizá es el momento de hablar con los profesores.
