El
Centro Nacional de Inteligencia (CNI) observa con creciente preocupación la estratégica inversión de Arabia Saudí en Telefónica.
No sólo están nerviosos los trabajadores y los sindicatos ante la situación, sino que la inteligencia española también. El movimiento, liderado por el fondo soberano PIF, no solo resalta el interés árabe en España, sino que también sugiere que el país podría ser utilizado como
plataforma hacia Latinoamérica.
Saudi Telecom Company (STC) pronto podría consolidar su posición en la empresa presidida por José María Álvarez-Pallete López, con un "4,9% actual de las acciones y planes para capitalizar un adicional 5%". Dada la relación de Telefónica con el Ministerio de Defensa, se espera que STC presente una solicitud oficial en breve, iniciando un proceso que, según fuentes cercanas a Telefónica, será "largo y complejo".
Mientras Pedro Sánchez enfrenta desafíos políticos, la principal inquietud reside en las
posibles consecuencias de permitir el acceso de un fondo soberano a una empresa de tal magnitud en España.
Las voces expertas en el sector sugieren que el fondo soberano, una vez dentro, será paciente, esperando el momento adecuado para influir. "El bicho ya está dentro", es la frase que circula en círculos empresariales informados,
según informa Voz Pópuli.
Miguel Sánchez San Venancio, al frente de la Seguridad e Inteligencia de Telefónica y con un pasado en el espionaje nacional,
está seguramente en el centro de este tablero de ajedrez geopolítico. Si bien los fondos soberanos, como se vio con Iberdrola, no suelen ser intrusivos, la estrategia de Arabia Saudí con Telefónica sigue siendo incierta.
Diego Crescente, especialista en geopolítica, comenta que más allá de las inversiones, estos fondos buscan una influencia estratégica y control político a largo plazo. Y con Europa abriéndose cada vez más a inversiones de Oriente, España podría ser vista como
"un puente hacia Sudamérica" en esta ambiciosa estrategia árabe, afirma a Voz Pópuli.
A nivel global, observamos cómo las corrientes de inversión están cambiando. El auge en las inversiones de fondos norteamericanos hacia Estados Unidos, especialmente con gigantes como BlackRock, contrasta con la tendencia emergente de Europa, que atrae cada vez más inversiones de China y del Golfo Pérsico.
De hecho, estos movimientos estratégicos por parte de países con grandes reservas de petrodólares, como es el caso de Arabia Saudí, no se basan simplemente en lograr rendimientos financieros. Según Crescente, buscan
"control efectivo de los órganos políticos de grandes corporaciones estratégicas", especialmente en Europa. Y Telefónica, por su tamaño y alcance, ciertamente califica como tal.
El hecho de que PIF no haya firmado los Principios de Santiago, un acuerdo que promueve la inversión basada en criterios económicos y financieros y una gobernanza corporativa transparente, agrega otra capa de preocupación. Arabia Saudí, conocida por su falta de transparencia y estricto control gubernamental, no ha revelado sus planes a corto o largo plazo para Telefónica. Esto ha llevado a especulaciones sobre si su interés es meramente financiero, industrial, o si tiene intenciones de establecerse firmemente en el consejo de administración.