Sindéresis

Palestina no es solo Palestina

La venganza de Israel estará siendo terrible en estos momentos, y hay que exigir que pare y que combatan el terrorismo con medidas antiterroristas

Publicado: 08/10/2023 ·
21:28
· Actualizado: 09/10/2023 · 10:46
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Autor

Juan González Mesa

Juan González Mesa se define como escritor profesional, columnista aficionado, guionista mercenario

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Palestina es un taller donde se estudia la resistencia a la tensión de los metales. El racista, pronazi e inhumano Netanyahu y los suyos han insuflado al espíritu nacionalista exacerbado de los que se encuentran en peligro el aliento podrido del integrismo religioso que les dicta que son los elegidos de Dios y, por tanto, con derecho a todo. Por su parte, Hamás es un grupo de fanáticos religiosos que cuando atacan no gritan “¡Viva Palestina libre!” Gritan “¡Alá es grande!”, para que nos vayamos situando.

A esos, cuando los colones israelíes echan a los palestinos de sus hogares, los humillan o matan, o secan sus pozos, no los vas a encontrar defendiendo el territorio para que los invasores sepan que su ocupación allí va a ser imposible. No atacan objetivos estratégicos que puedan dinamitar la capacidad de los invasores, no sabotean centrales eléctricas, ni cortan suministros, ni destrozan antenas satelitales. No, estos matan gente, soldados y civiles, y, además, también secuestran a la gente viva y a las mujeres las violan, y espero de verdad que no lo hagan ni gritando lo de Palestina ni lo de Alá.

Hamás puede existir porque la comunidad internacional no solo ha permitido a Israel violar permanentemente los derechos humanos de los palestinos, sino porque además animan a que lo haga. Hamás es la excusa perfecta y, de hecho, en sus orígenes fue favorecido por los servicios del MOSAD, como la CIA ha favorecido a bandas criminales en suelo extranjero en detrimento de otras o de gobiernos legítimos.

La paz en Palestina no es posible porque Palestina no es solo Palestina. Tiene que ver con la expulsión de los habitantes israelíes de Gaza hace décadas y con su retorno, pero antes tiene que ver con los intereses de Estados Unidos en Oriente Medio y con el diabólico equilibrio de poderes en el mundo islámico. Ante gobiernos fuertes, democráticos y considerados como iguales por la comunidad internacional no pueden crecer grupos paramilitares que tomen el papel de un ejército de defensa nacional con los métodos de unos saqueadores vikingos. Israel debe ser censurado, debe ser incluso aislado internacionalmente por crímenes constantes de lesa humanidad, y también hay que estudiar el entorno. Hablamos de Qatar, de Arabia Saudí, de Irán. Por ejemplo.

Hablamos, quizá no de peones, pero como mucho de caballos y alfiles en un conflicto global que no es por el modelo de vida, sino por los recursos industriales en una era del petróleo a la que le quedan aún quince agónicos minutos.

Sin ese contexto, Israel no estaría siendo apoyada por Europa y por Estados Unidos, y sin ese apoyo no asistiríamos a los devaneos de la gente sensibilizada con la causa palestina de ver en regímenes como Rusia, Irán o China a los justicieros que el mundo necesita. El mundo no necesita justicieros, necesita un plan de futuro que no se fundamente en que unas naciones sean vacas lecheras para otras. Y a una Palestina libre.

La venganza de Israel estará siendo terrible en estos momentos, y hay que exigir que pare y que combatan el terrorismo con medidas antiterroristas; Palestina no los tiene, y debería, porque la libertad es imposible sin seguridad. Estoy cansado de que el respeto de los derechos humanos se considere naiff cuando hablamos de geoestrategia. La geoestrategia desprovista de ética es como la Medicina cuando se estudia el cáncer porque interesa ver cómo el bicho se come al resto del cuerpo para contarlo a los alumnos. En este sentido, Palestina no es solo Palestina: es una alerta. Si alguien aquí no es capaz de lamentar un ataque indiscriminado sin poner peros, es que ha venido a hacer geoestrategia para contárselo a sus alumnos, pero en una clase petada de maestros.

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