Esto es, nada que objetar siempre y cuando esas personas que se benefician de esas plazas tienen una alternativa, habida cuenta de que se trata, por la propia esencia de los diferentes programas, de ayudas a los más necesitados y proporcionarles un lugar para pasar el resto de sus vidas de la forma más digna y con mayor calidad de vida posible. Y sobre todo, si el dinero que se gasta ahora en ellas va a parar a la Ayuda a Domicilio, que es una salida más que necesaria.
Otra cosa sería que las previsiones del Ayuntamiento no se cumplieran y la buena gestión que supone eliminar esas plazas de los gastos municipales terminara por convertirse en un vacío porque ni el municipio corriera con el gasto ni la Ley de Dependencia lo hiciera, lo cual a estas alturas no es nada que no pueda suceder teniendo en cuenta los muchos casos en los que ocurre, a veces con todas las de la ley para que no se produjeran tantos malos ejemplos de leyes mal administradas y sobre todo, mal dotadas económicamente.
Claro que también puede darse el caso de que el Ayuntamiento jugara sus cartas y el único objetivo de este movimiento de ajedrez fuera el de ahorrarse el dinero antes que el de obligar a las administraciones competentes a involucrarse más en sus cometidos, o al menos en la parte que les corresponde de ellos.
Sea lo que sea lo que ocurra o lo que se pretenda, los ciudadanos afectados no se habrán quedado muy tranquilos pensando que el día de mañana puede que no encuentren lo que podrían encontrar ahora y cada vez más se vean abocados a contratar los servicios de las entidades privadas, que a pesar de que en algunos casos hayan contado con la ayuda municipal gracias al patrimonio de todos, actúan y actuarán cada vez más como lo que son, empresas que buscan beneficios.
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