El Senado francés renovará este domingo 170 de sus 348 asientos en unas elecciones en las que participan solo 78.000 votantes compromisarios y en la que se da por hecho que la derecha clásica y los centristas repetirán su histórica mayoría.
Gérard Larcher, presidente de la Cámara Alta desde 2014 e histórico miembro de los Republicanos, es favorito para reeditar cargo y cumplir su sexto mandato, mientras que Renacimiento, el partido del presidente francés, Emmanuel Macron, se espera que siga sin una mayoría suficiente.
La circunscripción de París es una de los 45 que están en juego este domingo, con 12 asientos. La izquierda, con una lista que une a casi todas las fuerzas progresistas menos la Francia Insumisa, podría ganar en esa circunscripción, una de las que aporta más puestos.
En cualquier modo, el hecho de que los compromisarios (cargos públicos electos nacionales, locales y regionales) procedan en su mayoría de áreas rurales, donde Los Republicanos están muy implantados, hace complicado un resultado que cambie el equilibrio de poder.
El Senado es una cámara que representa a las regiones, que controla la acción del Gobierno y ratifica o modifica las leyes aprobadas en la Asamblea Nacional.
Entre sus funciones también está la de presentar propuestas de ley y abrir comisiones de investigación, incluso contra el propio poder presidencial (sucedió en 2018 una que investigó al antiguo guardaespaldas de Macron, Alexandre Benalla).
Aunque su papel legislativo es menor en comparación con la Asamblea -Cámara que tendrá una última palabra para la aprobación de una ley-, el Senado es esencial para votar cualquier cambio en la Constitución.
Los senadores se eligen para seis años de mandato y la Cámara se renueva cada tres años.
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