Es la última y una de las más geniales creaciones de Jean Baptiste Poquelin, Molière. En ella brilla, quizá como en ninguna otra, la visión cómica del gran autor francés. La obra pertenece a lo que se ha llamado el último Molière: la plena madurez de su genio. En ella rompe las tradiciones establecidas, domina con maestría todas las formas de la comicidad y ofrece la auténtica esencia del teatro como una gran fiesta de la que Molière fue a la vez autor, intérprete y gran maestro de ceremonias.
La versión de El Carromato
Argán imagina sus enfermedades y, si recibe menos tratamiento, cree que su salud empeora, por eso es prisionero y víctima de su propia imaginación. Eso le lleva a ver todo lo que le rodea, su cama, su cuarto, sus muebles, como una jaula en la que está enclaustrado y de la que no quiere salir.
Los elementos escénicos flotan en el aire y sólo bajan cuando Argán tiene la necesidad de usarlos. Su cama y las paredes de su habitación carecen de simetrías. A los demás personajes los visualiza con diferentes alturas, dándoles mayor tamaño a los que para él son más importantes y otros, como los médicos, están idealizados, por eso aparecen con máscaras, mostrando sus rostros una imagen artificial. Esto, y su empeño de casar a su hija con un médico, nos conduce a una obra con situaciones divertidas y escenas disparatadas.
El Carromato nace en el año 2000 con el objetivo de crear y producir espectáculos de teatro de calle y teatro infantil por iniciativa de Pascual Varo, director y autor de los espectáculos de la compañía. Además, Varo es monitor de teatro en los Cursos de Verano de la Universidad de Cádiz.
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