Andalucía

El sentido del orden distingue a los humanos de otros animales

Incluso los parientes más cercanos de los humanos, como los bonobos, no aprenden el orden de la misma manera

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  • Varias personas intentan protegerse del calor. Imagen de archivo. -

La habilidad de recordar el orden de la información es probablemente única en el ser humano, fundamental para conversar, planificar la vida o recibir educación, según un nuevo estudio.

Incluso los parientes más cercanos de los humanos, como los bonobos, no aprenden el orden de la misma manera, de acuerdo con las conclusiones de la investigación, publicada en PLoS ONE.

"El estudio aporta otra pieza del rompecabezas a la cuestión de en qué se diferencian las capacidades mentales de los humanos y de otros animales, y por qué sólo los humanos hablan idiomas, planifican viajes espaciales y han aprendido a explotar la Tierra de manera tan eficiente que ahora representamos una seria amenaza para muchas otras formas de vida", afirma en un comunicado Johan Lind, profesor asociado de etología y subdirector del Centro para la Evolución Cultural de la Universidad de Estocolmo.

Investigaciones anteriores en la Universidad de Estocolmo han sugerido que sólo los humanos tienen la capacidad de reconocer y recordar la llamada información secuencial, y que esta capacidad es un elemento fundamental que subyace a las capacidades culturales humanas únicas. Pero hasta ahora esta hipótesis de la secuencia de la memoria no había sido probada en los parientes más cercanos de los humanos, los grandes simios. Los nuevos experimentos muestran que los bonobos, uno de los grandes simios, luchan por aprender el orden de los estímulos.

En el libro recientemente publicado The Human Evolutionary Transition: From Animal Intelligence to Culture (Princeton University Press), los etólogos Magnus Enquist y Johan Lind de la Universidad de Estocolmo, y Stefano Ghirlanda, investigador en psicología del Brooklyn College de Nueva York, han lanzado una nueva teoría de cómo los humanos se convirtieron en seres culturales. Una idea central se refiere a la diferencia en cómo los humanos y otros animales reconocen y recuerdan información secuencial.

"Anteriormente hemos analizado una gran cantidad de estudios que sugieren que sólo los humanos reconocen y recuerdan fielmente información secuencial. Pero, aunque analizamos datos de varios mamíferos y aves, incluidos monos, ha habido una falta de información de nuestros más cercanos parientes, los otros grandes simios", afirma Johan Lind.

En una serie de experimentos, se pusieron a prueba las capacidades de memoria de bonobos y humanos haciéndoles presionar pantallas de computadora para, entre otras cosas, aprender a distinguir entre secuencias cortas, incluyendo presionar hacia la derecha si un cuadrado amarillo aparece antes de un cuadrado azul, o presionar para la izquierda del cuadrado azul aparece antes del cuadrado amarillo.

"El estudio muestra que los bonobos olvidan que han visto un cuadrado azul entre cinco y diez segundos después de haber desaparecido de la pantalla, y que tienen grandes dificultades para aprender a distinguir las secuencias azul-cuadrado-antes-amarillo-cuadrado de amarillo- cuadrado-antes-cuadrado-azul, a pesar de que han sido entrenados para miles de ensayos", dice Vera Vinken, investigadora asociada de la Universidad de Estocolmo.

Por el contrario, el estudio muestra que los humanos aprendieron a distinguir las secuencias cortas casi de inmediato. Sin embargo, aún queda por demostrar exactamente cómo nuestros parientes más cercanos pueden recordar y utilizar información secuencial.

"Ahora sabemos que nuestros parientes más cercanos no comparten las mismas capacidades mentales secuenciales que los humanos. Pero incluso si los resultados indican que su memoria de trabajo funciona en principio de la misma manera que en ratas y palomas, nadie lo ha demostrado todavía en la práctica", dice Magnus Enquist, profesor emérito y uno de los fundadores del Centro para la Evolución Cultural.

Los nuevos resultados proporcionan un mayor apoyo a la hipótesis de la memoria de secuencias, de que durante la prehistoria humana evolucionó la capacidad de recordar y procesar secuencias, un mecanismo necesario para muchos fenómenos exclusivamente humanos como el lenguaje, la capacidad de planificación y el pensamiento secuencial.

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