A medio gas. El mercadillo sobrevive el mes de julio gracias sobre todo a artículos típicos de verano, en especial calzado y ropa de baño e interior. Los vendedores ambulantes se encogen de hombros cuando se les pregunta si bajan mucho las ventas durante la época estival. “Esto es normal en verano, lo que no era normal era la lluvia que hemos tenido durante todo el invierno”, asegura Carlos Torres, uno de los vendedores del mercadillo de Jaén. Aunque durante estas fechas Jaén madruga más para evitar las horas de calor, los comerciantes notan cómo baja la actividad. De hecho, son muchos los puestos que faltan estos días en su cita con la capital jienense.
Antonia Ojeda, que suele ir al mercadillo casi todos los jueves, fue ayer acompañada de su hija Rocío, que pasa unos días de vacaciones con su madre. “Vamos a echar un vistazo; si acaso compraremos unas sandalias o unas playeras”, comenta. Quien resiste, haga frío o calor es el tradicional puesto de churros, al que no le falta clientela ni durante los meses de verano. Otros puestos tradicionales como los dedicados a las plantas sí faltan estos días. A las once de la mañana los más madrugadores abandonan el mercadillo quejándose por el calor y sólo algunos valientes se atreven a acercarse a esa hora. Son los menos. A esa hora muchos comerciantes llevan mucho tiempo sin vender ningún artículo y se resignan pensando en septiembre.