El resumen rápido de los resultados obtenidos ayer por los dos grandes partidos (PP y PSOE) en Andalucía es que Alberto Núñez Feijóo no es Juanma Moreno ni Pedro Sánchez es Juan Espadas.
El actual presidente de la Junta ha convertido la comunidad en un
fortín del PP. Su estilo de política, dialogante y moderada, alejado de los exabruptos ha conectado con los andaluces, que hasta el momento lo encumbran en cada comicio que se circunscriba a un ámbito regional o local.
De cercanía, donde creen que tiene influencia y puede dejar su huella. Tal es su efecto benéfico que en las pasada elecciones locales del 28 de mayo, el tsunami azul del PP arrasó en todas las capitales de provincia andaluzas y en cuanto diputaciones, el PSOE sólo logró salvar las de Sevilla y Jaén.
El 28 de mayo,
Moreno completaba su gran obra en Andalucía que había comenzado permitiendo al PP gobernar por primera vez en la región, con el apoyo de Ciudadanos, y luego, logrando un mayoría absoluta que dio un vuelco total al tablero político andaluz, acostumbrado durante más de tres décadas a la hegemonía del PSOE. Pero ayer, el PP de Feijóo sólo pudo aventajar al PSOE de Sánchez en cuatro escaños.
No salen las cuentas
Poco rédito para lo que esperaban cosechar los populares en Andalucía. Es cierto, que en lo positivo habría que tener en cuenta que en las elecciones generales del noviembre de 2019 (que llegaron tras unos infructuosos comicios en abril) el PSOE le sacó 10 escaños al PP en Andalucía (25 contra 15).
Así que remontada sí ha habido, e importante incluso, pero lo que no ha habido es ese arrase en el que confiaban los dirigentes del PP para que
Andalucía fuera clave para que Feijóo llegara a la Moncloa, aunque fuera con el apoyo del partido liderado por Santiago Abascal.
Los 25 escaños logrados por el PP en Andalucía (por los 21 del PSOE, que perdió 4) los ha logrado en gran parte al sumar a los 15 con los que partía de 2019, los 3 diputados del desaparecido Ciudadanos y dándole un buen bocado a Vox, que pasa de 12 a 9 escaños, y empieza a temer que ya haya tocado su techo, como apuntan también los datos nacionales, donde el partido de Abascal ha perdido casi 20 escaños respecto a 2019.
La izquierda
En cuanto a
Sumar, partido que ha aglutinado en coalición a la mayoría de partidos a la izquierda del PSOE como hiciera Unidas Podemos en las pasada generales, consigue un resultado prácticamente calcado a 2019.
Los seis diputados logrados por el partido liderado por
Yolanda Díaz son los mismos que consiguió Pablo Iglesias hace cuatro años bajo distintas siglas. Al parecer la difícil evolución y cambio de liderazgo dentro de esta coalición, con veto a Irene Montero incluida, no le ha pasado factura a la agrupación de izquierda en la región.