La sociedad se divide entre quienes empatizan y quienes enfrentan, los que suman y los que separan, quienes respetan y quienes polarizan. Los que mantienen la amistad pese a la diferencia frente a los que rompen, los que cultivan el compañerismo pese a la competencia frente a los que radicalizan, los que priorizan el halago sincero a la lucha estéril. Y para entender de manera práctica esta enumeración de dicotomías, pondré dos ejemplos que evidencian las dos formas, en las antípodas, de entender la convivencia. Hace unos años, en 2019, el cuarteto del Morera en el concurso de agrupaciones del Carnaval de Cádiz ridiculizaba la crispación enorme que sacude a la sociedad española. Uno de sus integrantes encarnaba la figura de un malaje, una persona hosca en la quinta esencia de la hostilidad. Un vecino le saluda:“Buenos días Manuel” Y su respuesta es fulminante: “¡Buenos días tú!,¡buenos días tú!” Sorprendido por la reacción agresiva de Manuel, su vecino le pide explicaciones;“¡Que na más que te he saludado!”. Y justificó Manuel el desagradable su respuesta: “¿Y te parece poco? ¿Yo te he saludado a ti?, ¿yo te he saludado a ti?” El Teatro Falla se desternilló con este gag que fue viral en redes sociales por la exageración del enfrentamiento imperante en más ocasiones de las debidas en el día a día de los últimos años.
Frente a este ambiente crispado, una secuencia real, no teatralizada, nos demuestra que no todo está perdido. La compañera de 7 TV Cádiz, la periodista Beatriz Anillo, hizo un in situ a las puertas de la Diputación provincial de Cádiz ante la mirada curiosa de una señora que, al terminar su intervención, en un gesto de admiración espontánea, le regaló un piropo extraordinario a esta colega de profesión: “¡Ole tu coño!” Y la periodista completa el pastel con un “gracias” en agradecimiento al gesto de la espectadora sobrevenida. Un ejemplo de sororidad formidable entre mujeres que va más allá, nos reconcilia con la posibilidad de las relaciones cordiales como demostraron una periodista que reaccionó plausiblemente con talento y con tablas ante la mirada de una mujer que pudo distraerle en su intervención y la espontaneidad graciosa, natural y nada impostada de una gaditana que tiene, sin duda, una entrevista.
Ambos episodios han sido virales. Con los dos me desternillé, pero con el primero me di cuenta de que algo está fallando y con el segundo que hay esperanza porque el ¡Ole tu coño! nos reconcilia con muchas cosas. Por cierto, una lección de Cádiz a España. Una lección de dos gaditanas.
Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es