La Dirección General de Consumo de la Consejería de Salud recomienda a los usuarios que planifiquen sus compras y exijan siempre factura
Los inspectores de Consumo de la Consejería de Salud realizarán a partir de mañana, cuando comienzan las rebajas de verano, un mínimo de 650 controles en establecimientos de toda Andalucía para comprobar si se respetan los derechos de los usuarios.
La Junta comienza mañana 1 de julio, coincidiendo con el inicio de las rebajas de verano, su campaña de inspección para garantizar los derechos de los consumidores andaluces en este periodo especial de ventas, ha informado la Consejería en un comunicado.
La Dirección General de Consumo de la Consejería de Salud recomienda a los usuarios que planifiquen sus compras y exijan siempre factura, ya que será necesaria en caso de reclamación y para realizar cualquier devolución.
En las últimas semanas los inspectores han visitado comercios dedicados a la venta de calzado, textiles y electrodomésticos, y han solicitado albaranes para comprobar qué productos se comercializan, de manera que se facilite la detección, por ejemplo, de productos que sean comprados expresamente para venderlos en la época de rebajas, algo que está prohibido por la normativa.
Entre el 1 de julio al 31 de agosto los inspectores de la Junta realizarán una serie de comprobaciones de acuerdo con un protocolo definido para este periodo.
Así, además de constatar que los precios de los productos han experimentado una disminución y han estado a la venta con anterioridad a las rebajas, se revisará si se admiten los medios de pago habituales y si se permiten devoluciones.
Del mismo modo, se verificará si los establecimientos disponen de horario de apertura y cierre, si se anuncia la venta en rebajas y si se indican las fechas del inicio y el final de este periodo.
Igualmente, se revisará si las tiendas tienen como mínimo el 50% de sus productos con descuentos, ya que deben cumplir este requisito para que se considere que efectivamente están de rebajas y así lo puedan anunciar.
Los productos deben conservar su precio habitual y el precio rebajado o, si se trata de un conjunto de artículos, el porcentaje de reducción aplicable.
Los productos deben tener la misma calidad que el resto del año, ya que el periodo de rebajas no debe suponer una merma en la calidad y no se pueden ofrecer artículos deteriorados o artículos expresamente elaborados para esta etapa.
Según los datos de la Junta, sólo uno de cada diez establecimientos comerciales vulneró alguna de las normas de protección de las personas consumidoras durante las rebajas de verano de 2009.
