Con la mirada en el futuro, pero sin perder de vista su esencia, Salpesca cumple cuatro décadas elaborando salazones, ahumados y conservas, que comercializan con su popular marca de La Chanca. Para conmemorar su aniversario, la conservera barbateña ha presentado una nueva identidad corporativa y ha puesto en marcha una nueva estrategia comunicativa con la que pretende reforzar los lazos con sus consumidores. Muestra evidente de ello es el lema de marca que de ahora en adelante empleará, que no es otro que “Con cariño, desde Barbate”. Hablamos con José Luis Gómez, gerente de esta empresa familiar que, junto a otras grandes conserveras, llevan el nombre de Barbate por todo el mundo.
El Museo del Atún ofrece la posibilidad de conocer el origen de nuestra empresa, cómo se captura el atún rojo de almadraba y su importancia para la economía de la zona; asistir a un ronqueo del atún, ver cómo trabajamos y elaboramos nuestros productos y disfrutar de una degustación"Háblame de los orígenes de la empresa y cómo ha evolucionado a los largo de estos cuarenta años.
–La empresa Salpesca fue fundada en 1983, aunque el negocio familiar se remonta a principios de los años 60, cuando mi abuelo, mi padre y mis tíos empezaron por aquel entonces a elaborar salazones; mientras que La Chanca es la marca con la que comercializamos nuestros productos y que registramos en 2002. La primera fábrica se ubicaba en la calle Once de Marzo, donde ya se producían sardinas en arenque, albacora, melva salada y algo de mojama. Luego se trasladó al antiguo Consorcio Almadrabero, ocupando una parte de su fachada principal, donde permaneció hasta 2008, fecha en la que nos trasladamos al Polígono Industrial El Olivar. Ahora los socios somos cuatro primos, hijos de los fundadores, por lo que sigue siendo una empresa familiar, aunque el negocio, debido a los avances tecnológicos, a las nuevas maquinarias y al aumento de producción, es muy distinto.
¿Y había mercado en aquellos primeros años?
–Las salazones tenían ya su mercado en los años 60 y 70, sobre todo, en la zona de Alicante, Murcia… Y con el paso del tiempo la demanda fue creciendo. Fuimos aumentando la producción y empezamos a elaborar además la mojama. En principio de forma muy estacional durante la época de almadraba, no sólo porque era cuando se capturaban los atunes, si no porque la mayoría de nuestros productos se elaboraban con especies menores que cogía la almadraba. Hay que recordar que el monopolio del atún lo tenía el Consorcio Nacional Almadrabero, por lo que lo que trabajábamos principalmente era la melva, la sarda, sardinas, bonitos y algo de mojama.
¿Cuándo se empieza a desestacionalizar la producción?
–Cuando el Consorcio dejó de tener el monopolio, el mercado se abrió y ya con las técnicas más modernas y sirviéndonos de los avances tecnológicos que, por ejemplo, trajeron las máquinas de congelación, ya podíamos proveernos de materia prima todo el año. La producción se estableció de manera continuada durante todo el año, a partir de 1984 aproximadamente, cuando ya existía Salpesca como tal. Esto, evidentemente, me lo contaba mi padre.
¿Cuándo aterrizas en Salpesca?
–Siempre he estado vinculado a la empresa, pero tras finalizar mis estudios de Licenciado en Economía y trabajar en otros lugares, decidí que Barbate era el lugar donde quería vivir, y evidentemente mi formación me ayudó para asumir las labores de gerente. Fue en la época, sobre el año 2002, en la que se proyectó el traslado al polígono industrial y me embarqué sin pensarlo. La nueva fábrica se abrió en 2008 y, en esta nueva ubicación, en el recién inaugurado polígono, fue cuando experimentamos el mayor crecimiento, tanto en producción como en creación de empleo. De hecho, mientras que en el año 2000 éramos 14 o 15 trabajadores, ahora la plantilla ronda los 45 trabajadores.
Y ahora cumplís, por tanto, vuestro cuarenta aniversario ¿Cómo lo celebráis?
–Pues lo estamos celebrando con la presentación de una nueva identidad corporativa, con la que, como conservera barbateña, pretendemos mostrar al público una imagen más acorde a nuestros tiempos, más amable y cercana a las familias. El cambio de imagen responde a una modernización y adaptación a los diseños actuales, aunque seguimos manteniendo el óvalo característico de nuestra marca y el pescado lo hemos simplificado, de manera que si lo pones en vertical es una ánfora fenicia, haciendo referencia a que nuestros productos cuentan con una gran tradición y su elaboración conserva las técnicas de culturas antiguas. De hecho, seguimos haciendo la salazón de la misma forma que se hacía en la antigüedad y nuestras conservas y ahumados, que empezamos a elaborar en el año 2000, también cumplen con esa premisa.
Además, ponemos en marcha una nueva estrategia comunicativa, producto de un reposicionamiento de la marca en el que el disfrute de la gastronomía en el hogar y el amor por la tradición son elementos clave con los que La Chanca pretende reforzar los lazos con sus consumidores. Muestra evidente de ello es el lema de marca que de ahora en adelante empleará, que no es otro que “Con cariño, desde Barbate”. Asimismo, la adquisición de un compromiso medioambiental y el impulso de hábitos alimenticios saludables a través de la incorporación del concepto ‘Dieta Atlántica’, son otras de las apuestas de La Chanca en esta nueva etapa.
¿Dónde se pueden comprar los productos de La Chanca?
–Contamos con varias tiendas físicas, tanto en Barbate como en otros puntos de la provincia, además de en nuestra web www.lachanca.com, que pusimos en marcha con gran acierto en 2004 siendo pioneros en la venta online en la zona.
El Museo del Atún, ubicado también en el polígono industrial y que da la bienvenida a Barbate, fue otra de las apuestas de Salpesca. ¿Cómo surgió el proyecto?
–La iniciativa de poner en marcha este proyecto tan bonito surgió en 2008 por la demanda de nuestros propios clientes, sobre todo turistas, que querían conocer cómo se elaboran las salazones, los ahumados y que les llamaba mucho la atención el ronqueo de un atún. Lo inauguramos en 2012 y la acogida ha sido muy buena. El Museo del Atún ofrece la posibilidad de conocer el origen de nuestra empresa, cómo se captura el atún rojo de almadraba en nuestras costas y su importancia para la economía de la zona; asistir a un ronqueo del atún, ver cómo trabajamos y elaboramos nuestros productos y disfrutar de una degustación. Es un pack completo y los visitantes se llevan una idea de todo el proceso, en el que se hace especial hincapié en que nuestros productos se elaboran de forma artesanal, utilizando una materia prima de calidad y unas técnicas que se remontan 3000 años atrás. El Museo abre de Semana Santa a septiembre para el público en general y durante todo el año para grupos organizados. Toda la información se puede encontrar en la web www.museodelatun.com.
¿Cuál es vuestro producto estrella?
–Sin duda, la mojama. Tenemos la Identificación Geográfica Protegida (IGP) Mojama de Barbate, junto con Herpac, que se agrupan en el Consejo Regulador, junto a la de Isla Cristina. También las banderillas de atún ahumado y queso. Son los dos productos más demandados. Aunque también tienen mucha salida otro tipo de salazones, las conservas y los productos preparados. Hace unos años apostamos por una línea de productos preparados, como el atún encebollado, mechado o en manteca, la ventresca de atún en salsa de algas, el solomillo de atún al pan frito o en salsa de setas…; que gozan de muy buena aceptación y que se elaboran siguiendo recetas tradicionales, en unos casos, e innovadoras en otros. De hecho, nuestra máxima es poner la mirada en el futuro pero sin perder de vista nuestra esencia.
Si tuviera que recomendar alguno, ¿Cuál sería?
–Sin duda, la mojama. Hay gente que tiene asociada la mojama a un producto muy salado y muy seco. Les recomiendo que prueben la mojama IGP y luego que me cuente. No tiene nada que ver con otras que hay en el mercado. Y si lo que busca es salir de un apuro, la ventresca de atún en salsa de algas es una exquisitez.
¿Cuál diría que es la clave de los productos de La Chanca?
–Son productos tradicionales, sanos, que encajan en las directrices de las dietas Mediterránea y Atlántica, son saludables, sin conservantes ni compactantes; y se elaboran con ingredientes naturales, sin químicos, ni potenciadores de sabor…El consumo de pescado es importante para la salud y nuestro producto se adapta perfectamente a ese beneficio.
Barbate cuenta con la mayor concentración de empresas conserveras de provincia, ¿qué supone para la economía local?
–El Polígono Industrial El Olivar es referente en la provincia de Cádiz en la elaboración de conservas, salazones y ahumados. Aquí se asientan gran parte de la producción con empresas de renombre que crean empleo y mantienen una actividad generadora de riqueza, no sólo en el ámbito productivo, sino también turístico y promocional. De hecho, nuestros productos se han convertido en el mejor souvenir marca Barbate. La apuesta por la calidad, la tradición, lo artesano y la alimentación sana que abanderamos las empresas barbateñas, traspasa nuestras fronteras.
¿Es un sector en crecimiento?
–Por supuesto. El mercado crece y las empresas cada vez producen más.
¿Cuáles son los problemas que os afectan?
–Sin duda, la subida de precios. Ha subido el aceite, las latas, el cartón, la materia prima…
Se habla de la falta de potencia energética en el polígono industrial…
–Y es cierto. A nosotros no nos afecta porque fuimos una de las primeras empresas en instalarnos, pero sí existe ese problema para las nuevas empresas que quieren instalarse aquí.
¿Qué proyectos de futuro tiene Salpesca?
–En estos momentos, estamos asentados y nuestras metas se dirigen a consolidar el mercado nacional y poco a poco el internacional, sobre todo el europeo, donde ya vamos teniendo presencia. Trabajamos en varias líneas en este sentido, una de ellas con la Cámara de Comercio, encaminada al comercio exterior.
¿Qué demandas plantearías a las administraciones?
–Contamos con una IGP que lleva el nombre de Barbate por todo el mundo y creo que no se le está dando la suficiente importancia. Jabugo, Montilla… son IPG que cuentan con una gran promoción y quizás la de ‘Mojama de Barbate’ necesitaría un impulso, similar al que se le está dando al atún rojo de almadraba; una cultura apoyada por las administraciones para promocionar esta IGP sería muy positiva.
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