El objetivo de promocionar
Andalucía como un
ecosistema atractivo para atraer empresas y profesionales del ámbito de la Inteligencia Artificial (IA), como lo ha aprobado el
Consejo de Gobierno, no está exento de riesgos.
Ya, un día antes de la aprobación de la
Estrategia Andaluza de IA 2030, el consejero de Presidencia,
Antonio Sanz, reconoció que la IA puede presentar “preocupaciones éticas, legales y sociales”. Pero, ¿cuáles son los desafíos que plantean actualmente los sistemas de IA?
La profesora honoraria de la Universidad de Alicante,
Nuria Oliver, y un nutrido grupo de profesores de diferentes universidades europeas han elaborado en
The Conversation una lista con los
riesgos reales de la IA.
En el caso de la
Junta de Andalucía, estos son algunos que pueden poner en peligro su estrategia en IA:
Por ejemplo, la
enorme huella de carbono de los grandes centros de datos y redes neuronales que se necesitan para construir los sistemas de IA. Esto puede chocar con los objetivos del presidente andaluz, Juanma Moreno, de hacer de Andalucía una región cada vez más sostenible.
También, la
violación de la privacidad y el
uso masivo de datos sin consentimiento que hay detrás de la IA. Igualmente, la IA puede provocar grandes cambios en el mercado laboral, con un fuerte impacto en una serie de empleos dentro de la Administración andaluza.
Otra cuestión que tiene que tener en cuenta la Junta es que los
trabajadores que corrigen estos sistemas de IA están ubicados en países emergentes con unas precarias condiciones laborales.
Y tampoco hay que olvidar la
fragilidad de estos modelos, que pueden cometer numerosos errores.
Todos estos
retos y algunos más tendrá que abordarlos la Junta de Andalucía para, como dice Antonio Sanz, conseguir una IA “ética y justa que beneficie a toda la sociedad”.