Calientan los motores para la última vuelta al circuito. Meses de preparación unos, años otros para que el próximo día 28 a eso de las 21.00 horas de la noche, empecemos a conocer los resultados que serán gratificantes para todos de cara a la galería, pero satisfactorio sólo para una o dos agrupaciones. Lo que debería ser la fiesta de la Democracia, para algunos se convertirá en algo que superará la trascendencia real para convertirse en un proceso “de vida o muerte”. Pero no debería ser así. Son muchos los intereses que hay en juego cuando llegan unas elecciones, tantos que a veces olvidamos el verdadero objeto de elegir un Gobierno, mejorar nuestras vidas y no la de unos cuantos.
Son muchos los intereses que hay en juego cuando llegan unas elecciones, tantos que a veces olvidamos el verdadero objeto de elegir un Gobierno, mejorar nuestras vidas y no la de unos cuantos"Tengo que decir que a pesar de lo que muchos pudieran pensar, hasta el día en el que he redactado esta columna de opinión, la tensión no ha sido comparable a la de otros comicios, lo cual me congratula bastante, porque como me dijo un día un candidato a la Alcaldía del pasado, “al final todos nos conocemos, nuestros hijos van al colegio con los hijos del rival político y no merece la pena generar tanto odio”, y realmente es así. Estas elecciones nos dejarán un alcalde o alcaldesa para nuestro pueblo, que podrá ser el mismo de estas dos últimas legislaturas o tal vez sea alguien que debutará en tan ilusionante como compleja labor. Sea quien sea, sólo deberá obtener una palabra del pueblo de Barbate, felicidades. Porque será un honor ser el representante de tu pueblo durante cuatro años, pero también habrá que desearle suerte, porque no será fácil navegar con tanto oleaje en la travesía. Y es que los intereses personales van a volver a mediatizar la celeridad de los proyectos o no en nuestro pueblo.
El despliegue de las promesas electorales dependerá de otra administración, de la legislación vigente que puede cambiar según los vientos que corran, o incluso de una situación internacional, para que las propuestas de campaña puedan ver o no la luz de una forma urgente. Desde estas palabras quiero hacer un llamamiento a las instituciones, a los legisladores que emiten juicios subjetivos, a que piensen más allá del orgullo o los colores partidista, que piensen en que en ese hotel, que se ha proyectado y que ustedes dificultan su construcción puede trabajar una persona con hijos que no tiene recursos económicos para subsistir, que en ese centro de salud, que usted exige tanto para que se construya puede se le puede salvar la vida a una buena persona que enfermó, o que en es subestación eléctrica que tanto trabajo cuesta trasladar al polígono de El Olivar, se podría generar una producción de productos que enriquecería el comercio local.
Es fácil, pensar un poco más allá de lo que tenemos delante, tal vez nos daríamos cuenta que la Democracia es el poder del pueblo para que hagan cosas por el pueblo y no sólo por esa selecta élite con capacidad de decisión directa sobre el desarrollo o no de nuestro pueblo.
Sea quien sea quien gane estas elecciones, suerte y felicidades, pero sobre todo que no olvide al pueblo, el único por el que debe trabajar un partido político.
Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es