Un hombre mató ayer a puñaladas a su mujer, de 35 años, y a su hijo, de 4, en el interior de la vivienda familiar, situada en el número 3 de la plaza Pi y Margall de Almería.
Según fuentes policiales, los hechos ocurrieron minutos antes de las 09:00 horas, momento en el que los vecinos comenzaron a oír fuertes gritos, y poco después vieron caer a un hombre al vacío desde un segundo piso.
No queda claro por ahora si el presunto autor del doble crimen se tiró al vacío para tratar de quitarse la vida o cayó por la ventana al intentar escapar de la vivienda, aunque finalmente sólo se fracturó un brazo.
En un primer momento, la Policía Local recibió el aviso de que una persona se había arrojado por la ventana de un inmueble.
Los agentes desplazados hasta el lugar encontraron un hombre herido, que fue atendido por los servicios médicos y trasladado al Hospital de Torrecárdenas (Almería).
La investigación de los hechos llevó a los agentes a descubrir en el interior de la vivienda desde la que había caído el individuo los cadáveres de una mujer de 35 años, identificada como Mercedes G, y de un niño de cuatro, esposa e hijo del presunto asesino.
Tras conocerse el doble crimen, el hombre quedó detenido de inmediato en el centro hospitalario al que se le había trasladado.
Fuentes de la Subdelegación del Gobierno en Almería aseguraron que no constan antecedentes de violencia machista en el seno de la familia y tampoco hay conocimiento de que el matrimonio tuviera algún tipo de problema.
En esa misma dirección se pronunciaron algunos de los vecinos, que aseguraron que se trataba de un matrimonio “ejemplar”.
En declaraciones a Efe, una de las vecinas más cercanas al matrimonio, Inocencia L. A, que vive en el piso contiguo a la vivienda en el que se ha producido el doble crimen, mostró su “sorpresa” por lo ocurrido porque siempre había visto al matrimonio, natural de la provincia de Almería, “cogidos de la mano”.
Según relató, a primera hora de la mañana oyó “mucho chillar” y unos “gritos que llegaban al cielo”, y al asomarse por la ventana para intentar averiguar qué ocurría vio al hombre tirado en la acera.
Este nuevo caso de violencia machista, que eleva a 31 el número de víctimas en lo que va de año, ha generado una rotunda condena social y política.
El 16% no denuncia
El delegado del Gobierno para la Violencia de Género, Miguel Lorente, lamentó que sólo el 16,1 por ciento de las 31 mujeres asesinadas por sus parejas o ex parejas en 2010 había denunciado a sus respectivos agresores.
En declaraciones a Efe, admitió su preocupación por el aumento de casos con respecto a 2009, año en el que por estas fechas la cifra de asesinadas era de 22, es decir, nueve menos que en 2010.
El presidente del PP, Mariano Rajoy, que hoy se encontraba en Almería, subrayó la necesidad de que la sociedad reflexione sobre la lacra social de la violencia machista porque “es probable que sea necesario hacer leyes mejores y más eficaces”, si bien dijo que, “tras este problema social, hay una cuestión de principios y valores”.
El alcalde de Almería, Luis Rogelio Rodríguez-Comendador, quien convocó una concentración silenciosa en señal de repulsa, en la que estuvieron presentes las principales autoridades locales, recordó que, para erradicar la violencia machista “al cien por cien”, no sólo es imprescindible el esfuerzo de las administraciones públicas, sino también que la ciudadanía se conciencie de la necesidad de denunciar cualquier indicio.
Según datos del Ministerio de Igualdad, Andalucía es la Comunidad autónoma que ha registrado más crímenes machistas en lo que va de año, nueve en concreto.
De las 31 víctimas, sólo cinco habían denunciado a su agresor, una de ellas había retirado la denuncia y tres obtuvieron medidas de protección tras haberlas solicitado, que estaban en vigor cuando fueron asesinadas.
Ninguna de las víctimas tenía menos de 21 años y sólo una era mayor de 64 años.
Del total de mujeres asesinadas, diecinueve eran españolas y doce extranjeras y casi la mitad (20) vivían en pareja, mientras que el resto estaban separadas o en fase de ruptura.
Más de la mitad de los agresores (17) eran españoles y catorce extranjeros y la mayoría estaban en franjas de edad entre 31 y 40 años y 51 y 64 años.