El lugar es especial, no es fácil de conocer y menos saber si en un sitio abandonado como este suceden o no hechos paranormales dado que no todos los lugares abandonados tienen que estar encantados.
Desde el momento en que llegamos las cosas no iban bien, algo estaba mal. El ambiente era tenso, muy cargado, como pesado y daba la sensación de estar siendo observados constantemente.
El equipo de investigación y yo mismo comenzamos con nuestra tarea de explorar la fábrica y rápidamente nos dimos cuenta de que no estábamos solos. No eran ya sensaciones sino lo que podíamos percibir.
Escuchamos ruidos extraños y sentíamos una presencia constante cercana a nosotros que podíamos captar con la cámara Kinect.
Decidimos dividirnos en dos grupos para cubrir más espacio, la sensación era común, todos estábamos experimentando lo mismo: una sensación de que algo o alguien estaba allí con nosotros.
Pasaban las horas y uno de mis compañeros de equipo afirmó haber visto una figura “negra”, una sombra en una de las esquinas de la sala donde estábamos. Todos nos asomamos pero no vimos nada, sin embargo, la sensación de que algo estaba allí era intensa.
Continuamos nuestra investigación, los detectores de presencia saltaban y se registraban psicofonías que nos decía: “iros ya” o “vete”.
Una extraña habitación
Encontramos una habitación cerrada, era raro encontrar allí puertas, cuando la pudimos abrir lo que encontramos fueron velas y una estrella de cinco puntas en el suelo, como si se hubieran hecho rituales en su interior.
En esa habitación es donde sentimos una presencia con más intensidad. “Aquí es más fuerte” dijo Luis y comenzamos a escuchar ruidos extraños de la otra sala anexa donde no había nadie.
Después de salir de la fábrica las preguntas se agolpaban en mí cabeza: ¿Habíamos sido testigos de una entidad paranormal o simplemente había sido nuestra mente jugando una mala pasada? Todos tenemos experiencia y no parecía, desde luego, producto de nuestra imaginación. “Algo” estaba allí con nosotros, eso es indudable.
Lo que encontramos en el interior de las ruinas superó todas nuestras expectativas. Aquella presencia nos hacía sentir observados por cientos de ojos invisibles. Para colmo los detectores saltaban solos.
Se vio una figura negra, una sombra. La puerta de la habitación resonó, “algo” la había cerrado y los ruidos se intensificaron como dando la razón a aquellos que decían que la vieja fábrica de harina estaba encantada.
Son hechos extraordinarios que nos recuerdan que hay cosas en este mundo que están más allá de nuestra comprensión.
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