“Buscamos y buscamos, y poco a poco encontramos la solución que nos acerque a un compromiso sensato”, dijo el primer ministro polaco, Donald Tusk, cuyo gobierno había sido hasta ahora uno de los más reacios al plan medioambiental diseñado por Bruselas.
El presidente galo destacó que, aunque las negociaciones para alcanzar este paquete de medidas energéticas y medioambientales aún están abiertas, el encuentro de Gdansk ha permitido lograr un gran avance para conseguirlo.
“Todos los ejecutivos presentes en este encuentro están comprometidos con la protección del medio ambiente y quieren lograr el acuerdo”, aseguró Sarkozy.
“Todavía tenemos por delante mucho trabajo, pero puedo decir que todos los que estamos aquí (Polonia y el resto de nuevos socios de la UE) damos un fuerte poder al presidente Sarkozy para que represente nuestro punto de vista”, añadió Tusk, quien cree que, de ese modo, podrá alcanzarse un acuerdo “bueno para toda la UE”.
Tusk, quien mostró su voluntad de consensuar el paquete de medidas europeo contra el cambio climático, habría criticado el plan común escudándose sobre todo en los problemas económicos generados por la crisis financiera.
Para el presidente de turno de la Unión, el acuerdo energético-ambiental europeo debe de ser un ejemplo para otros, aunque para eso ha de ser “creíble”.
El acercamiento logrado ayer viene favorecido por la propuesta francesa que alivia el precio que los nuevos socios europeos tendrán que pagar por depender energéticamente del carbón, el combustible fósil más contaminante.
Varsovia, muy preocupada por el sistema de subasta de licencias de emisiones de dióxido de carbono (CO2), ve positivamente que se retrase la aplicación del sistema según ha propuesto la Presidencia francesa de turno de la Unión Europea.
Los jefes de Estado y Gobierno dedicarán la cumbre que celebrarán en Bruselas la próxima semana para intentar consensuar este paquete, conocido como la Triple 20.
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