Weylandt, de 25 años, ganador de una etapa de la Vuelta en Valladolid en 2008, fue el más fuerte en la llegada al esprint entre los 30 corredores que sacaron provecho de una caída que rompió el pelotón.
Ganó la partida al australiano Graeme Brown (Rabobank) y al alemán Robert Foster (Milram) y, sobre todo, al gran favorito, el alemán André Greipel (Columbia), que hubo de conformarse con la sexta plaza.
En el grupo cabecero llegaron Vinokurov e Iban Basso, dos de los favoritos al triunfo final, favorecidos por la suerte, ya que salvaron las caídas, que perjudicaron a Evans y Sastre, que llegaron a meta con un retraso de 46 segundos.
Peor le fue al primer líder, Bradley Wiggins (Sky), que cayó al asfalto y allí se dejó más de 4 minutos y gran parte de sus opciones al triunfo final.
Por segundo día consecutivo Sastre perdió tiempo. En la segunda etapa 37 segundos y en la tercera 46. Ya se encuentra a 1.23 del líder, diferencia que empieza a ser preocupante.
“La etapa ha sido de nuevo muy rápida y muy peligrosa por el viento y por los continuos cambios de dirección de la carretera. Para mí, después de la caída de ayer (por el domingo), ha sido un día complicado”, comentó Sastre.
Vinokurov subió al podio a vestirse de rosa, una inyección de moral para el líder del Astana, quien, a sus 36 años y después de dos de parón, pretende destacar en una de las grandes.
La segunda plaza es para el australiano Richie Porte (Team Saxo Bank), con el mismo tiempo y la tercera para el británico David Millar (Garmin), a un segundo. El joven Vincenzo Nibali (Liquigas) asoma la cabeza a 5 segundos.
Hasta los accidentados últimos 25 kilómetros, el francés Jerome Pineau (Quick Step), el holandés Tom Stamsnijder (Rabobank) y el belga Olivier Kaisen (Omega Pharma-Lotto) protagonizaron la escapada que animó la etapa.
Alcanzaron una diferencia máxima de 6.45 minutos, en el kilómetro 83, pero la aventura no pasó a mayores por la reacción de los equipos de los esprinters.
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