Díaz Trillo ha asegurado que la evolución ascendente de la especie se mantiene cada año y que, desde la puesta en marcha en 2002 del programa andaluz de conservación, que cuenta con el apoyo del Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural, el número de parejas ha crecido a un ritmo del 4,02 por ciento, lo que supone haber alcanzado una presencia mínima de 323 ejemplares en edad reproductiva.
El consejero ha destacado que la evolución de la especie resulta particularmente notable respecto a finales del siglo veinte, cuando el número de parejas se estimaba por debajo de 170. En opinión del titular de Medio Ambiente: “puede considerarse que esta estrategia está cumpliendo plenamente los objetivos para los que fue puesta en marcha: que la población de buitre negro alcance un tamaño y un área de distribución que justifique su transferencia a consideraciones menores de amenaza”.
La especie, que llegó a extinguirse como nidificante en Granada, Cádiz y Málaga, cuenta ahora con siete áreas de reproducción que se sitúan en lugares apartados de Sierra Morena. El consejero ha asegurado que a los máximos históricos alcanzados año tras año a nivel regional, se unen incrementos constantes en las poblaciones a escala local. Así, en Sierra Pelada (Huelva) se han censado 110 parejas en 2009, 66 en la Sierra Norte de Sevilla y otras 62 parejas en la Sierra de Andujar, en Jaén, con un ritmo anual de crecimiento del 10,30%, 3,63% y 3,52% respectivamente. Mientras, en la cordobesa Sierra de Hornachuelos se ha estabilizado el número de puestas, llegando a registrarse 37 parejas.
Estos y otros hitos han sido presentados por el responsable de Medio Ambiente en el Centro de Recuperación de Especies Amenazadas (CREA) de Los Villares, instalaciones en las que se mantienen dentro de un recinto específico cinco ejemplares irrecuperables para la vida en libertad. Además de señalar la importante cooperación que constituye la Red andaluza de CREAs para la conservación de esta especie, Díaz Trillo ha destacado otros logros como la tasa de supervivencia “excepcionalmente elevada” alcanzada entre los ejemplares en la etapa preadulta.
Entre las actuaciones de conservación que han posibilitado la positiva evolución de la especie desde 2002 y la reducción de su nivel de amenaza, Díaz Trillo ha subrayado la reducción del número de muertes a causa del veneno, una circunstancia motivada por el ‘Plan andaluz para la erradicación el uso ilegal de cebos envenenados’, que ha permitido a la Administración ambiental reducir un 30% el uso de estas sustancias en el campo andaluz desde 2004. Otras actuaciones han consistido en la reducción de molestias en las áreas de reproducción; la reconstrucción de nidos e instalación de nidales artificiales; el rescate de huevos, pollos huérfanos o abandonados y otros ejemplares recuperables; la reducción del riesgo de colisión con tendidos eléctricos; o el marcaje de ejemplares con transmisores GPS para facilitar su seguimiento.
La nueva catalogación del buitre negro entre las especies amenazadas de Andalucía acerca la situación de esta ave a nivel regional a la que experimenta en el resto del mundo, donde se considera una especie casi amenazada. En total, la población mundial se estima entre 7.200 y 10.000 parejas, según las conclusiones del primer Simposio Internacional sobre la especie, celebrado en 2004 en Córdoba.
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