Nuestra bella ciudad de luz se parece últimamente a Pyongyang. Sí, parecemos la capital de Corea del Norte. Y es que estando en pre-campaña electoral, algunos de nuestros políticos van reclamando su trozo de casito para recordarnos que, como cada cuatro años, hay elecciones municipales. “Hacednos casito, por favor”.
Los dos principales partidos han llenado la ciudad de carteles en diferentes formatos con la cara de sus candidatos. Esto me recuerda a los pocos documentales sobre el país más hermético del mundo, Corea del Norte, que cada pocos metros se observa la cara de Kim Jong-un (Líder Supremo). En el caso de los norcoreanos el Líder Supremo aparece por toda la ciudad para recordar lo felices que son los norcoreanos viviendo una pesadilla orweliana. Sin embargo en el caso de los jienitos y jienitas, nuestros “Políticos Supremos” nos avisan: en breve hay elecciones y quieren su ansiado jugo de votos para adherirse a su sillón en la Plaza de Santa María mientras dan cuentas y rédito a sus jefazos de Sevilla y Madrid.
PP y PSOE en nuestra ciudad vuelven a subir la temperatura del potaje de reproches habitual en estos tiempos: “es que la Junta no ejecuta este proyecto”, “es que vosotros erais antes los de la Junta”, “es que el Gobierno Central me tiene manía entonces me enfado y no respiro”... La lista de excusas es tan extensa como vergonzosa.
Y si soy sincero, siento verdadera envidia cuando observo otras capitales de provincia españolas. Me quedo boquiabierto, ojiplático y llenando el suelo de baba al comprobar que, sin estar alineado con el color político de las diferentes instituciones, los proyectos terminan llevándose a cabo. Los políticos de otros lugares también suben su fotito, se cuelgan medallas y se lanzan reproches como en los patios de colegio, pero ven cómo sus ciudades crecen.
Aquí seguimos teniendo despoblación, paro, persianas que no abren y el precio del metro cuadrado de los inmuebles cuesta abajo y sin freno. Esto podría parecer una buena noticia, pero no es más que el reflejo de la fuga en estampida que estamos sufriendo por culpa de la gestión pública de todas las instituciones y de todo color político.
Si esto no cambia, Jaén se convertirá en una especie de Corea del Norte y no solo porque tengamos que soportar la cara de nuestros amados líderes cada pocos metros por el Paseo de la Estación, Avenida de Madrid, Boulevard o Gran Eje. Jaén terminará siendo una ciudad fantasma, desolada y gris.
A ver si Julio y Agustín se enteran de una vez que nos da igual quién esté en el sillón de mando en el Ayuntamiento, Diputación, Junta o Gobierno Central. Queremos una ciudad abonada para ver las persianas subidas por autónomos y pequeñas empresas de la tierra, queremos que los egresados de la UJA puedan desarrollar su vocación aquí y sobre todo infraestructuras para lo social, deportivo, cultural…
¿Queremos un Jaén del Norte o queremos el Jaén que merecemos ser?
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