“Los beneficios del coaching son amplios y pueden alcanzar a la organización al completo"

Publicado: 03/02/2023
Lo afirma el CEO de Formación Universitaria, experto en coaching, liderazgo e inteligencia emocional, Ignacio Campoy
Decía un reconocido escritor norteamericano Dale Carnegie que la gente raramente convierte su vida en un éxito a menos que se divierta con lo que hace. Combinar las palabras “éxito” con “diversión” durante mucho tiempo ha resultado algo  impensable y todavía hay muchos que rechazan esta alianza. Parece que obtener resultados lleva implícito el ingrediente imprescindible de un “sufrido esfuerzo”, si bien, existen numerosos estudios que demuestran que cuando un profesional disfruta con su trabajo, le apasiona y lo vive con ilusión, su rendimiento se ve afectado positivamente. Y precisamente en términos de rendimiento y de los cambios necesarios para que un profesional mejore en su desempeño, es donde se cuela un concepto, el coaching, como una importante herramienta para la gestión de dichos cambios. Para saber cómo, y qué significa, hemos querido abundar más con el experto en coaching, liderazgo e inteligencia emocional, Ignacio Campoy.

Mucho se habla hoy del coaching y de la importancia que tiene como herramienta para los profesionales de la empresa actual, pero esto no tiene nada que ver con terapia, ¿verdad?

Efectivamente el coaching se ha convertido en una disciplina de enorme valor para las empresas y profesionales en este siglo XXI, el llamado siglo de las personas. No en vano, su valor radica en acompañar a un ejecutivo o a un directivo para que consiga alcanzar una meta, desarrollar alguna competencia transversal o un cambio de creencias o comportamientos. Aunque el coaching ejecutivo se centra en ayudar al ejecutivo o directivo a identificar y alcanzar sus objetivos, lo que busca en realidad es una mejora global en su desempeño, sostenida en el tiempo.

No tiene nada que ver con la terapia, el mentoring, consultoría o incluso con un proceso formativo. Y con frecuencia se confunde erróneamente. Aquí no se trata de dar soluciones, sino de ayudar al profesional o coachee, a que las descubra por si mismo.

¿Para qué entonces el coaching ejecutivo, cuál es su propósito?

La relación personalizada, es decir, la co-creación de ese vínculo entre un coach y un ejecutivo  o coachee es lo que define al coaching ejecutivo. La finalidad , no se nos olvide,  es acompañar –nunca decir lo que hay que hacer-. Para ello, la clave está en fomentar el desarrollo de las actitudes y las habilidades transversales necesarias en la actividad profesional, siempre desde un punto de vista holístico, tratando de potenciar la parte más humana de las personas para ayudarle a crear su propia mochila de recursos con la que poder soslayar situaciones complicadas o difíciles del presente o del futuro.

¿Cuándo entonces se considera útil este tipo de herramienta?

Es la propia demanda la que da respuesta a esta pregunta. Las habilidades más solicitadas en España, cuando las empresas se plantean contratar servicios de coaching ejecutivo son, de más a menos solicitadas, habilidades relacionales, habilidades técnicas, habilidades comerciales y habilidades de innovación. No obstante, la más requerida, con diferencia (en casi un 50% de las ocasiones) es la metahabilidad del metaliderazgo. En otras palabras, el metaliderazgo lleva implícito una serie de habilidades –gestión de quipos, liderar, gestión de emociones, empatía, autorregulación, motivación, gestión de la propia actividad, obtener conciencia de uno mismoetc…- donde el coaching ejecutivo puede resultar muy útil para dar respuesta a cualquiera de estas cuestiones.

¿Existen perfiles profesionales más susceptibles a este tipo de ayuda?

El coaching ejecutivo está pensando para los altos directivos y mandos intermedios con personas a su cargo o bajo su supervisión o que vayan a tenerlas. Es recomendable para aquellos ejecutivos o directivos que desean o necesitan reconducir su carrera profesional, adquirir o desarrollar competencias transversales, desbloquear situaciones que impiden conseguir los objetivos, en definitiva, introducir cambios en su propia gestión o en la de sus equipos.

¿Cuáles son las competencias necesarias para ejercer como coach ejecutivo?

Ante todo ser un buen profesional, capaz de descubrir las necesidades del coachee y sus expectativas, sabiendo ser empático y a la vez asertivo, manteniendo una actitud objetiva a lo largo de las sesiones o proceso. Es importante que sea colaborativo y buen comunicador, sabiendo expresarse de manera clara, sencilla y amena.

Es fundamental que el coach ejecutivo tenga conocimiento, formación y experiencia en varios campos, entre los que destaco los siguientes:

  • Psicología. Es recomendable que el coach ejecutivo tenga conocimientos aplicados a las teorías psicológicas y sepa analizar los conceptos fundamentales de la psicología.
  • Empresa. Un coach ejecutivo deber tener conocimientos y experiencia previa como alto directivo o ejecutivo en empresas para que pueda entender los objetivos y el contexto empresarial del coachee. Debe saber cómo funciona una empresa, cómo se desarrolla un proceso de fusión, de adquisición, qué es un plan estratégico, cuáles son las peculiaridades de un negocio, etc.
  • Organizaciones. Es fundamental para un coach ejecutivo tener conocimientos y experiencia previa como alto ejecutivo, para que pueda entender la dinámica implícita y explícita que se da en una estructura empresarial. Cómo funcionan los sistemas más complejos, los procesos, y cómo puede evaluar todos estos elementos en la organización en la que trabaja su coachee. Nos movemos en un mundo empresarial cada vez más complejo, de entorno VUCA, donde los coachee deben conseguir los resultados extraordinarios.
  • Coaching. Aunque puede resultar obvio, es importante resaltar la importancia de que un coach ejecutivo tenga una muy buena y amplia formación en coaching. Debe, además, manejar a la perfección algunas cuestiones:
    • Crear y mantener relaciones de coaching.
    • Tener presencia plena, saber hacer preguntas, saber escuchar, saber estar, saber hacer peticiones al coachee.
    • Afrontar dificultades y retos en el proceso de coaching ejecutivo.
    • Aplicar metodología de evaluación y diagnóstico en el coaching ejecutivo, saber facilitar los procesos de desarrollo y transformación personal.
    • Saber cómo terminar o concluir los procesos de coaching.
    • Etc.
¿Podría describirnos un proceso de coaching ejecutivo?

Lo primero que conviene es dar respuesta a una pregunta: ¿es preferible trabajar con un coach interno o externo? y  vuelvo a insistir en ello,  para mí lo ideal es contratar un coach externo a la organización porque el coacheeva a poder contrastar sus sus ideas y visiones con una persona desde una perspectiva diferente.

El coachee ejecutivo tendrá que tomar decisiones complicadas o difíciles y, por tanto, el coach externo le podrá ayudar a mejorar sus eficacia y aumentar la confianza en sí mismo, evitando los intereses personales de un coach que pertenezca a la misma empresa. Y además, si el coachee ejecutivo es de gran capacidad y potencialidad, el coach le podrá ayudar a reconducir su carrera, dándole apoyo para facilitarle el ascenso a niveles más altos, sin estar contaminado por pertenecer a la misma empresa.

El coaching ejecutivo es una relación individualizada que se da entre un coach y un coachee, en la que el coachee ejecutivo tiene que llegar al proceso de mondo voluntario, responsabilizándose y comprometiéndose a trabajar de modo constructivo y positivo.

Finalmente, por lo que veo los beneficios de esta herramienta son múltiples y muy amplios…

Los beneficios del coaching ejecutivo son tan amplios que pueden alcanzar a la organización al completo. Por poner un ejemplo, ayuda a aumentar y mejorar el autoconocimiento, incidiendo en potenciar los talentos y los puntos fuertes del ejecutivo y analizando sus debilidades, ayudándole a superarlas. También permite desarrollar su  capacidad de liderazgo, y alinear sus intereses con los de la organización, aumentar la capacidad de comunicación y escucha y le puede facilitar el saber delegar, una asignatura todavía pendiente entre muchos directivos de nuestro país.

 

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