Atando Cabos

Memoria olfativa

San Juan de Dios y su instituto abandonado por una Junta de Andalucía que no atendió a que allí olía a puestos de trabajo

Publicado: 18/01/2023 ·
09:20
· Actualizado: 18/01/2023 · 09:20
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  • El centro de FP de San Juan de Dios. -
Autor

Remedios Jiménez

Licenciada en Historia, docente jubilada, integrante del Aula Atenea del Ateneo de Jerez y de varios clubes de lectura

Atando Cabos

Una mirada sobre lo que nos pasa día a día, bajo los titulares de la incesante actualidad

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Aunque sea el más menospreciado de los sentidos, seguimos conservando el olfato. Ese que se lleva el covid o el alzhéimer. En este último caso como preludio de que vamos a ser despojados de nosotros mismos.

Me he fijado que en los niños es un sentido muy importante, pueden describirte a una persona diciendo sólo a qué huele.

Yo valoro mucho la memoria olfativa, cómo olía el puchero de mi madre o mi primer amor. Todavía me doy la vuelta en la calle cuando me sorprende un olor parecido, no importa los años que han pasado. Y es una vuelta rápida, urgente, a los dieciocho, enganchada a mi pituitaria. Tan dulce que al ver que hoy tampoco es él, me coloca en el andén como a la Penélope de Serrat.

El olor es muy importante en el amor, nunca vas a enamorarte de una persona si no te gusta como huele. Diría que lo que llamamos química tiene mucho que ver con esto. Con los amigos también ocurre, seamos o no conscientes de ello.

Una noche de pasión se quedaría en nada si no pudiéramos oler a nuestro amante. Recuerdo los versos de Ana Rossetti: Se define ante ti un cuerpo invisible que te abraza. Y huele a alhelíes y campo de lavanda. Te besa: "hay buganvillas en tu boca". No se puede decir más hermoso.

Qué bien olía mi madre que era mía, aún después del paso de los años, su piel me tranquilizaba como cuando me colocaba en su pecho para tragar su leche.

Qué mal huelen las guerras y el abandono de los barrios pobres, con sus coches quemados y sus ruinas dónde juegan los niños y los gatos. Allí sólo hierbajos, en el suelo, en los tiestos abandonados, en los tejados herrumbrosos, que no huelen a nada y no pueden tapar el olor a miseria como lo harían las rosas y la atención de los políticos.

Todo eso huelo cuando me paseo por San Juan de Dios y su instituto abandonado por una Junta de Andalucía que no atendió a que allí olía a puestos de trabajo y ha dejado la Formación Profesional en manos privadas. Donde el vil metal deja fuera a los hijos de los pobres. Quién puede pagar un curso que vale tres mil euros, mientras el antiguo centro público lo están desvalijando. Me gustaría preguntárselo a Susana Díaz que lo cerró.

Qué mal huele que dejara  sin los cursos de formación con fondos europeos a los chavales, sólo para que se olvidara que su marido se lucró con ellos.

 

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