La salida de la crisis y el reto de cambiar el modelo productivo, con la participación activa de la iniciativa privada, son los motivos que han llevado a José Antonio Griñán a remodelar la estructura del Gobierno andaluz con personas “potentes”, entre ellas, la nueva consejera de Presidencia y Portavoz, Mar Moreno, vista por la oposición como su sucesora, algo que al presidente le “halaga”.
Griñán era el encargado de comparecer ante la prensa tras su primer Consejo de Gobierno tras remodelar un Ejecutivo que ha configurado para afrontar una “nueva fase” tras constatar que “lo peor de la crisis ha pasado” y que exige un nuevo proyecto político que impulse el cambio de modelo productivo.
Para ello, ha adaptado la organización del Gobierno a la realidad actual, otorgando más autonomía a los ámbitos de Economía y Hacienda para “afrontar con garantías nuevos desafíos y restos”, departamentos que no hubiera separado si la economía fuera bien.
El objetivo principal del nuevo Ejecutivo, según Griñán, es pasar de las teorías keynesianas que hasta ahora se han practicado, en las que el sector público ha sido el elemento de impulso económico, a “volver a sumar a la acción pública el dinamismo de la iniciativa privada”, que a su juicio debe ser la que tome el protagonismo de la recuperación económica, al que instó a sumarse al cambio del modelo productivo, basado en la economía de la igualdad de oportunidades y la educación.
Para el sector público Griñán reservó el mantenimiento de los pilares básicos, como son la educación, la I+D+i y el impulso de las infraestructuras, apuntando que “no se trata de apoyar al sector sino de orientarlo en la senda de la planificación” de la economía, basada en la innovación, la ciencia y la tecnología, con proyectos como el de Andalucía Sostenible. Ahí situó el papel de la nueva Consejería de Economía, Innovación y Ciencia, de la que estará al frente Antonio Ávila.
Sí que advirtió que el objetivo de la estabilidad presupuestaria (que incluye la reducción del déficit público hasta el 3% del PIB en 2013) es “indisponible por lealtad constitucional y por convicción”, un papel que le reserva a la nueva Consejería de Hacienda y Administración Pública, encargada de realizar una reorganización administrativa que garantice la estabilidad presupuestaria y y una administración “musculosa, eficaz y eficiente”.
El encargo, para Carmen Martínez Aguayo, también defensora a ultranza de los principios de estabilidad.De hecho, anunció la creación de una Comisión de Estabilidad Fiscal y Financiera que se unirá a las ya existentes de Economía e Igualdad.
Con el paso de las competencias de Administración Pública a Hacienda para abordar esta reforma burocrática, Gobernación asumirá las de Justicia, “que gestionan más los medios que las competencias”, apuntó, por lo que se hace más política aún.
De hecho, aunque destacó como pilares básicos las Consejerías de Educación y de Igualdad y Bienestar Social, sí apuntó el carácter eminentemente político de los departamentos de Gobernación (Luis Pizarro) y Presidencia (Mar Moreno), trasversales en todas las políticas del Ejecutivo y que, advirtió, están ostentadas por personas que han ocupado la vicesecretaría del PSOE andaluz.
Lo que sí se suprimirán serán los delegados de Justicia y de Vivienda u Obras Públicas, aunque habrá que esperar hasta el martes que viene para conocer los decretos de reestructuración.
Al margen de la propia estructura orgánica del Ejecutivo, Griñán tuvo que detenerse en las personas que ha escogido. “Primero hice el organigrama y luego busqué a las personas”, aclaraba, “he querido coger al mejor o a la mejor para la responsabilidad que le encomendaba”.
Mar Moreno, sucesora
Sin embargo, el protagonismo se lo llevaba la nueva consejera de Presidencia y Portavoz del Ejecutivo, a la que la oposición sitúa como su sucesora. “Me halaga que vean en mi equipo posibles líderes de futuro, yo no soy de los que buscan segundos para que no me hagan sombra, hay algunos que sí lo hacen”, decía.
Tiraba de su experiencia para justificar que “siempre me hago acompañar de personas potentes, capaces, hago equipos sólidos”, hacía en referencia a si la oposición podía atacarle al tener al sucesor en su Gobierno. “No me puede debilitar que en la oposición estén pensando en el año 2016, yo estoy pensando en hoy y en el 2016 ya veremos”.
Además, negó que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, le haya impuesto la presencia de Mar Moreno como segunda del Ejecutivo, apuntando que hablaron de la composición pero no de las personas, porque ni él le va a hablar de sus ministros ni Zapatero de sus consejeros.
También negó que se haya querido cerrar página con su antecesor en el cargo, Manuel Chaves, pues muchos consejeros de su Gobierno, incluido él mismo, son de su época. “Soy el secretario general del PSOE y he hecho el gobierno que más se acomoda a unos objetivos”, señalaba para incidir: “todos somos del PSOE y nadie es de nadie”.
Defendía la incorporación de antiguos consejeros como Paulino Plata, “por que tiene méritos por sí mismo”.
Sus fallos
Sí que reconocía que ha podido cometer “fallos, sin duda” con la composición de su primer Gobierno, fallos que había analizado pero “no quise parar la administración en ese momento”. Siendo secretario general del PSOE, reconocía, podía adoptar “decisiones más arriesgadas” y tenía “capacidad plena para hacer”, explicaba pero dejando claro que asume toda la responsabilidad y que “era mi equipo y éste también lo es”, aunque sea más acorde con los nuevos retos.
La deficiencia que sí tenía clara estaba en la comunicación, sabía que fallaba, por lo que optó por el modelo seguido por los gobierno socialistas a nivel nacional de colocar como portavoz a un miembro del Gobierno. “Pensé en el modelo que siempre había funcionado y luego en quien tenía capacidad para comunicar”, recayendo en Mar Moreno esa función.
“Agradezco las críticas, las he leído todas”, apuntaba Griñán para señalar la importancia de celebrar el Congreso “que yo soñaba” y que le ha permitido configurar el Gobierno “que he querido” y “que no tiene interrupción, ni uno, ni cien ni noventa días, siguen trabajando pero con esfuerzo renovador”, advertía el presidente andaluz.