Era realmente bochornoso mantener en activo la “vetusta” Comisaría de la calle Doctor Cellier, como la definió el alcalde de la ciudad, Manuel María de Bernardo, en pleno siglo XXI y cuando la sociedad demanda unos servicios que sólo se podían ofrecer con un mínimo de decoro gracias al buen hacer de los agentes. Y mucho menos cuando desde hace siete años, la Policía Local cuenta con unas instalaciones acordes a sus necesidades, lo que como mínimo era un agravio comparativo para los nacionales.
Tener que trabajar sin ni siquiera contar con taquillas para todos -cítese como simple ejemplo- o tener que guardar cola prácticamente en la puerta de la calle, ha pasado a ser una simple anécdota cuando se ha entrado en las nuevas instalaciones y se ha comprobado que se han realizado no sólo pensando en el presente, sino en el futuro. Porque el futuro pasa por contar, obviamente, con cada vez más policías adaptando el número actual a la ratio recomendada, muy cercana ya después de que la Policía Nacional de San Fernando fuera una de las ovejas negras de la provincia en ese particular.
Como decía el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, en el acto de inauguración, los ciudadanos están tranquilos porque saben que tienen una Policía cualificada y capaz de velar por su seguridad, y la Policía hará mucho mejor su trabajo si cuenta con los medios necesarios para ello. No sólo medios técnicos y humanos para realizar sus investigaciones, sino instalaciones en las que poder trabajar a gusto. Y trabajando a gusto se consiguen mejores resultados.
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