La Comisión recomendó a España “mejorar la sostenibilidad de las finanzas públicas a largo plazo”, porque lo visto hasta ahora refleja que la reestructuración financiera es “lenta” y la manga ancha con el déficit de las administraciones regionales y locales ha sido excesiva.
Por tanto, Bruselas advirtió al Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero, igual que a otros de la zona euro, que la consolidación fiscal puede necesitar de “esfuerzos adicionales” para ser sólida, sobre todo a partir de 2011.
Estos avisos para navegantes coinciden con el empantanamiento en Bruselas de la búsqueda de una solución para la situación de Grecia, país agobiado por la deuda que necesita dinero fresco –22.000 millones de euros, según fuentes de la UE– para salir del atolladero.
En España, el Gobierno ha enviado a las Cortes el proyecto de ley de Economía Sostenible, la piedra filosofal con la que Zapatero quiere salir de la crisis, que pretende impulsar la sostenibilidad ambiental y energética, racionalizar el sector de la construcción y fomentar la innovación, ante las dudas de buena parte de la oposición.
El Parlamento también fue escenario esta semana de una guerra argumental entre gobierno y oposición sobre los efectos de la próxima subida del IVA, pero el ejecutivo logró los votos necesarios para neutralizar una moción del PP que pretendía dejar sin efecto el aumento impositivo. En julio subirá el IVA.
Los datos económicos pintan todavía a crisis: según Bruselas, España, la zona del euro y la UE siguieron destruyendo empleo en el cuarto trimestre de 2009 con caídas del 0,8, 0,2 y 0,3%, respectivamente.
También se ha conocido que un 30,5% de los españoles llega con dificultades a fin de mes, la cifra más alta desde 2004.
En cuanto a las calificadoras de riesgo, Moody’s advierte de que el proceso de ajuste será “prolongado y doloroso”, pero valora que España sea el primer gobierno calificado Aaa en haberse enfrentado a la deuda soberana con medias de ajuste.
Standard & Poor’s revisó a la baja la calificación de la banca española por el riesgo de deterioro de la economía.
Una banca para la que 2009 ha sido un año de retirada: las cajas de ahorros cerraron 783 sucursales (3,13% de la red) y los bancos 740 (4,75%), fruto de la menor actividad económica y la reducción de costes.
El tejido empresarial sigue en descomposición: en enero se disolvieron 2.507 empresas, la mayor cifra desde 1996.
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