Hace ya 50 años que un pequeño país Bután acuñó el concepto de Felicidad Nacional Bruta, la FNB, un indicador que resaltaba la importancia de esta variable para el bienestar social y económico de los butaneses. Es decir, apostar por y promover medidas que promuevan un estado de ánimo positivo en las personas, no es sólo deseable para el entonces joven rey JigmeSingyeWangchuk, que en aquel momento tenía 17 años.
Ha pasado medio siglo y ya nadie discute el concepto de “felicidad” en la empresa como un objetivo medible que aporta beneficios y contribuye a crear empresas rentables.
Uno de los estudiosos de la relación entre felicidad y rentabilidad Ignacio Campoy, coach y experto en desarrollo organizacional y liderazgo. Autor de libros como “Master Coach Empresarial. La profesión del presente para el futuro”, “Metaliderazgo. La Ruta del Éxito” o “El libro del Neuroemprendedor”, ahora está a punto de editar una nueva publicación, donde entre otros aspectos refuerza la máxima de que “la felicidad laboral es un indicador de buena salud en las empresas”.
Una encuesta de Forbes afirma que las empresas felices tienen menos bajas laborales; la Universidad de Berkeley afirma que las personas felices son un 86% más creativas y así podemos seguir indagando…Todo apuesta a que es rentable la felicidad como variable en las empresas y sin embargo todavía cuesta asumir esto, ¿verdad?
Afortunadamente cada vez más empresas han interiorizado que contar con colaboradores felices significa contar con colaboradores más comprometidos, motivados, colaborativos y por supuesto productivos. Imagina lo que significa pasar un tercio de tu jornada diaria pensando en la cuenta atrás para “empezar a vivir”, como alguna vez me ha comentado alguna persona. Esto es algo letal para cualquiera. Es muy frustrante tener cada día que buscar razones para aguantar o resistir en el trabajo, en lugar de vivirlo como un espacio donde me siento reconocido y feliz.
Entonces ¿una empresa feliz es aquella en la que no hay conflictos ni dificultades nunca?
No, no, en absoluto. Eso es una utopía. En ningún caso se trata de evitar los conflictos o las dificultades, esto es inherente a cualquier organización empresarial, de hecho los conflictos bien gestionados nos pueden descubrir aspectos sobre nosotros mismos que nos ayuden a crecer más y mejor. Lo que si podemos elegir es cómo afrontarlos. En otras palabras, yo puedo abrazar el lado positivo del estrés o el lado negativo, ahí sólo decido yo.
En su nuevo libro “Inteligencia emocional para líderes” aborda, entre otros aspectos, la relación entre un liderazgo efectivo y la felicidad de los profesionales, ¿cómo se consigue esto?
Una vez más, los estudios muestran que los líderes de una organización influyen en la felicidad de sus equipos de trabajo. Adecco ha elaborado recientemente una investigación “La Felicidad en el Trabajo” encuestando a más de 2.000 trabajadores en España. Entre los cinco factores que identifican como influyentes en la felicidad de un colaborador están el clima laboral y la posibilidad de disfrutar de las tareas que tienen asignadas, por encima del salario por ejemplo. Los líderes que multiplican y desarrollan una visión positiva en sus equipos de trabajo es porque son felices, y esto significa ayudar a sus colaboradores a encontrar sentido a su trabajo, ver los problemas como retos y oportunidades de mejora y todo ello en conexión con los objetivos empresariales.
Si me permite la metáfora, liderar significa tomar el timón y sin duda el mejor combustible es la felicidad, como sentimiento compartido en toda la tripulación.
Finalmente, muchos directivos se quejan de la falta de compromiso de sus colaboradores, en una era de fluctuaciones, cambios repentinos… ¿puede ayudar la felicidad empresarial a actuar como pegamento para la lealtad?
Por supuesto. La felicidad es uno de los ingredientes de la lealtad. Las personas no se van de las empresas, sino de los jefes, y no se nos olvide que si el trabajo es una fuente constante de frustraciones, mi objetivo más inmediato será liberarme de ellas. El trabajo es parte esencial de nuestra vida y nadie quiere una vida cargada de emociones negativas. Por eso, dirigir y liderar una empresa significa una gestión guiada con inteligencia emocional. La inteligencia emocional es la herramienta con mayúsculas para proporcionar no sólo bienestar personal sino también social y por supuesto laboral.
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