Nolasco lanza su segundo album, 'Doce noches en blanco y un final por escribir'

Publicado: 02/12/2008
Natural, desenfadado, que dice las cosas como las siente, como las piensa en cada momento, es dueño de sus palabras, de sus canciones, de su música. Nolasco lanza su segundo album, Doce noches en blanco y un final por escribir, “un trabajo de superación, de madurez, el estilo musical es mucho más depurado y definido”, en palabras del propio autor, que se ha volcado en este conjunto de canciones, “trece temas muy currados, algunos son mis niñas bonitas”. El significado del título es “metafórico, rebuscado, mucho más poético”. Doce noches llenas de claridad y una última que no es más que un final abierto. Cascabeles, Tus adentros, Frío, Recogerás, La orilla de mi verdad, ¿Qué es el amor?. No hay artificio en esta serie de canciones que han necesitado seis meses de grabación y uno de producción, “algo que no hacen otros artistas”, deja entrever este cantautor sevillano que bebe sus influencia de los ritmos flamencos, de los clásicos que le han marcado, como Camarón o Pata Negra, pero también de talentos más contemporáneos, siempre que tengan identidad propia y definida. “Los flamencos, son muy de verdad”, dice.

Al difícil mundo de la música Nolasco dedica Arte en venta, en este su segundo disco. “No soy un cantante envasado al vacío, tampoco un artista de temporada”, refiriéndose a los cientos de jóvenes lanzados al estrellato más absoluto y que pasan sin pena ni gloria con carreras “teledirigidas” por muchas productoras musicales. Nolasco dice que “jamás entraría al trapo y me metería en un Operación Triunfo”, de donde se llevaría una fama efímera y nada satisfactoria. “El artista nace, se desarrolla, tiene un proceso de maduración. No voy a estar tres meses en ésto, sí el resto de mi vida”. Pese a ser un detractor de todo lo comercial, sabe que Las cosas pequeñitas, de su primer disco Lo que te dé la gana, fue un auténtico pelotazo. Eran los inicios de este joven, hace dos años “cuando no tenía ni un duro, ir por la vida si un duro es cierto que cuesta”, señala. La canción tenía algo que enganchaba, imposible de borrar de la cabeza. En su caso, además del tirón que le posibilitó que se escuchase a todas horas en Canal Fiesta Radio, jugó mucho a su favor el boca a boca, de unos a otros, y de móvil a móvil, al ser uno de los tonos más bajados.

En su listado de agradecimientos figura uno muy especial, el de Pedro Peña, “más que productor del sello discográfico que compartimos, amigo inseparable, mi compadre”. Tiene palabras de eterno agradecimiento para él porque “me descubrió y fue capaz de visualizar lo que soy hoy”. Nolasco de hace unos años al actual dice que no ha habido cambios drásticos. “Comencé haciendo de todo, estudié Comunicación Audiovisual, trabajé de comercial, monté un bar con un amigo, de todo, compaginándolo siempre con sus actuaciones musicales en bares, que siempre se llenaban, así me fui ganando la vida”. Hasta que apareció Pedro Peña “y cuando me propuso el primer proyecto dije que sí automáticamente, vendí el coche, lo que sea. No buscaba nada, sólo quería seguir componiendo”.

En Doce noches en blanco y un final por escribir colaboran también artistas como El Lebrijano, Alba Molina o Dorantes, un buena mano de artistas bastante experimentados para hacer un disco completo y al gusto de un público fiel “que en ocasiones me defiende como si se trabajasen en la misma discográfica que yo”.
A pesar de contar con algunos retrasos, la presentación de este último disco tiene ya fecha. Será el próximo 11 de diciembre en plena travesía por el río Guadalquivir. “Queríamos hacer algo especial, en un escenario bonito y lleno de calma como ésto”. Tanto Peña como Nolasco dicen haber escogido el mejor lugar para dar a conocer estas trece canciones impregnadas de sensibilidad, romanticismo y los mejores ritmos flamencos.


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