La presión por su mala situación en la tabla supuso inicialmente una dificultad más para el Tenerife ante un Mallorca que, por el contrario, con mucho más sosiego y, sobre todo, aplomo en el control del balón, quiso aprovecharse de este impedimento para cercar a su rival.
Pero todo este proceso de asedio balear sufrió un radical giro en el minuto 13, después de un fugaz despiste de su defensa al permitir que Alfaro enviara un balón al hueco para que Nino, después de zafarse de su marcador y solo ante Aouate, colocase el balón lejos de su alcance con un disparo raso y ajustado.
Este tanto azuzó aún más los ánimos baleares, por lo que no escatimaron medios para contrarrestar la desventaja, sobre todo con disparos lejanos como principal recurso, pero Aragoneses se mostró muy eficiente.
Tras dos ocasiones falladas, el juego entró en una fase mucho más equilibrada, con un equipo tinerfeño con bastante más precisión y, sobre todo temple, virtudes que mantuvo hasta el final.
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