El suceso es el que ha causado un mayor número de víctimas mortales en una residencia de ancianos en España en los últimos diez años.
Una monitora del centro que se encontraba en la planta baja del edificio, situado en el número 98 de la calle Marqués de Nervión, fue la que alertó del incendio sobre la medianoche.
En el lugar del sucesos se atendió a 25 personas: 19 residentes, dos monitores y cuatro policías.
Dos hombres y tres mujeres murieron en la misma residencia, mientras que una cuarta mujer falleció tras ser trasladada al hospital Virgen del Rocío.
Los seis fallecidos son F. R. R, de 91 años, J. B. R, de 94, L. M. G, de 65, F. Z. M, de 96, C. A. B, de 76, y J. G. B, de 76 años.
Cinco de los ancianos murieron por inhalación de humo, mientras que otra persona falleció carbonizada porque en su dormitorio, situado en la segunda y última planta de la residencia, fue donde se originó el fuego.
Aunque la investigación de la Policía Científica aún no está cerrada, las primeras hipótesis de los agentes son que se produjo un cortocircuito o que el mecanismo eléctrico de la cama falló y provocó el incendio del lecho en el que dormía una de los ancianas, según fuentes de la investigación.
De los pacientes atendidos por el 061, nueve fueron dados de alta y doce derivados a los diferentes centros hospitalarios de Sevilla.
Cinco personas siguen ingresadas en distintos hospitales de Sevilla, tres de ellas graves en el Virgen del Rocío -uno en la UCI, otro en la unidad de quemados y otro en observación-, otra persona más está en la UCI del Virgen Macarena y una última en el Hospital de Valme.
La consejera andaluza para la Igualdad y Bienestar Social, Micaela Navarro, ha asegurado que la residencia “cumplía todos los requisitos” de funcionamiento.
El geriátrico tiene una resolución de autorización previa de creación concedida por la Junta de Andalucía en mayo de 2002 y otra resolución de funcionamiento desde febrero de 2006 con una capacidad de 22 plazas, y el centro ha sido objeto de intervenciones periódicas, según la Consejería.
La última intervención inspectora al centro se hizo en septiembre de 2009 por la Delegación de Igualdad y Bienestar Social, en la que se le notificó que, aunque disponía de todas las medidas de seguridad, debía adecuarse a los criterios establecidos en el Real Decreto sobre Norma Básica de Autoprotección de los Centros 393/2007.
Estaba previsto que el próximo marzo una nueva inspección comprobase la adecuación a esa normativa, según la consejería.
El Defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo, por su parte, ha abierto una investigación de oficio con el objetivo de “clarificar qué ha pasado y para ver si las administraciones han actuado como tienen que actuar”.
Durante la mañana de ayer, visitaron a los enfermos y a sus familiares de los fallecidos, entre otros, el presidente andaluz, José Antonio Griñán, al que acompañaron la consejera de Bienestar Social y la de Salud, María Jesús Montero, así como el presidente del PP de Andalucía, Javier Arenas.
También visitaron a los familiares el arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, que se ofreció para celebrar “una misa exequial o funeral en los próximos días”.
El alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, ha decretado tres días de luto oficial, y el Ayuntamiento ha destacado que “los Servicios de Emergencia han actuado correctamente” y que los bomberos tardaron 4,5 minutos en llegar hasta la residencia tras ser alertados.
Todos los partidos políticos han expresado su respaldo a la actuación de los bomberos y de las Fuerzas de Seguridad durante el incendio, lo que ha evitado que la tragedia fuera aún mayor, según han dicho diferentes portavoces.
Un testigo relata el que se encontró “un auténtico infierno”
Juan Salvador, que fue la primera persona en acudir a la residencia de mayores ‘Aurora’ de la capital hispalense tras observar el humo procedente de la misma, aseguró ayer a los periodistas que lo que se encontró cuando entró en las instalaciones “fue un auténtico infierno”.
En este sentido, Juan Salvador señaló que, cuando se encontraba junto a su madre esperando un taxi, observó cómo una gran cantidad de humo salía de esta residencia, por lo que cruzó la calle y llamó al timbre del geriátrico, abriéndole la puerta una enfermera que se encontraba en un estado evidente de nerviosismo.
Tras ello, relató que esta enfermera -que se encontraba en la residencia junto a una compañera- le dijo que el incendio se había originado en la segunda planta del edificio, a continuación le ofreció un trapo mojado y ambos subieron a esta segunda planta al objeto de ver lo que estaba sucediendo. “El humo lo había inundado todo y no se veía nada, ni las puertas”, apostilló.
De este modo, indicó que, en ese momento, comenzó a toser y los pulmones se le llenaron de humo, por lo que procedió a bajar otra vez ya que no podía aguantar la situación, no sin antes instar a la enfermera a hacer ruido para que los ancianos se despertaran y pudieran salir de sus habitaciones, aunque la enfermera le comunicó que estas personas no podían moverse al estar impedidas.
Una vez abajo, y según dijo Juan Salvador, comenzó a escuchar “los gemidos de los ancianos que se estaban quemando” en la segunda planta, lo que lo impulsó a subir una segunda vez, pero el humo y la tos le llevaron a desistir en su empeño, aunque se dirigió a la primera planta para intentar sacar a los ancianos que allí dormían antes de que el fuego se propagara.
“Cogí a un anciano y lo arrastré hasta la escalera, y cuando intentaba bajarlo me encontré con la Policía”, según prosiguió Juan Salvador, quien, entonces, preguntó a los agentes si podía ayudar, a lo que estos contestaron diciendo que mojara ropas y toallas y se las fuera dando, tras todo lo cual llegaron al lugar de los hechos los Bomberos, que comenzaron a extinguir el fuego.
Según dijo, “sentí un sobrecogimiento muy grande al oír los gemidos de dolor de los ancianos que se estaban quemando y asfixiando y que no se podían mover de sus camas”, añadiendo que en el momento del rescate sintió “una soledad terrible y una gran desolación”.
El más grave ocurrido en geriátrico en última década
El incendio registrado en el geriátrico de Sevilla, como consecuencia del cual han muerto seis personas, es el que mayor número de víctimas mortales ha causado en una residencia de ancianos en España en los últimos diez años.
En la última década, al menos treinta y dos personas han muerto por incendios de este tipo en el país, incluidas las últimas víctimas.
Hasta este trágico suceso de Sevilla, el fuego que costó más vidas en un geriátrico se produjo el 28 de marzo de 2006: cuatro hombres y una mujer murieron en un centro de San Lorenzo de Brindis de Massamagrell (Valencia).
El 1 de mayo de 2007 tres ancianos perdieron la vida debido a las quemaduras sufridas en el fuego ocurrido un día antes en la residencia “Reyes Católicos” de Utiel (Valencia); las llamas fueron causadas por un cigarrillo mal apagado que prendió en un sofá.
El 21 de noviembre de 2009 un hombre de 74 años sufrió quemaduras muy graves en la residencia de ancianos “Don Quijote” de Tomelloso (Ciudad Real), a consecuencia de las cuales murió al día siguiente.
Otros dos ancianos fallecieron en 2008 debido a las heridas sufridas el 13 de marzo en un geriátrico de la localidad madrileña de Ciempozuelos, y otro en un incendio declarado el 25 de abril en una residencia de Moncada (Valencia) que, al parecer, fue originado por la propia víctima.
Tras anunciar la queja de oficio por el siniestro de Sevilla, el Defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo, hizo una reflexión sobre la actuación de la sociedad respecto a los mayores, que “deben ser un componente más social y no tenerlos aparcados en las residencias”.
Agregó que las leyes como la de dependencia “son buenas en principio”, y señaló que “da la impresión de que alejamos el problema de nosotros”, tras lo cual concluyó que “hay unos responsables directos, que son la familia y la administración, pero los demás somos corresponsables”.
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