Requiescat in pace (descanse en paz) el Impuesto de Patrimonio en Andalucía. Hace justo una semana lo anunció el presidente de la Junta, Juanma Moreno, y estos días nos han permitido comprobar, a la espera de un balance riguroso de resultados a medio y largo plazo, algunas bondades, pero también dudas razonables sobre la idoneidad de esta decisión política cargada de ideología. Lo positivo es que el presidente ha conseguido situar a Andalucía en el centro del debate político, fiscal y territorial de España. Hacía tiempo, mucho tiempo, que nuestra comunidad no marcaba la agenda informativa e institucional de nuestro país. Desde este prisma de los focos, Moreno Bonilla se merece el aplauso porque Andalucía, por una vez, no ha ido a rebufo de Madriluña, como acuñó el polifacético Manu Sánchez para denunciar la prevalencia exageradamente hiperbólica de Madrid y Cataluña sobre el resto del territorio nacional en casi todos los ámbitos de decisión.
Ahora bien, este destello mediático -con riesgo cierto de ser una estrella fugaz que deslumbre, pero que se marche sin dejar estela- puede tener un coste externo e interno para Andalucía que el presidente y su gobierno harían bien en intentar minimizar. Primero, evitar que el choque de trenes entre los gobiernos catalán y andaluz de esta semana vaya a más y se traslade a ambas poblaciones tras el llamamiento-invitación de Moreno a los catalanes a venirse a invertir aquí, lo que provocó la reacción airada del President Aragonés.
Segundo, Andalucía, que debía partir en una posición privilegiada cuando se abra el melón de la negociación de la nueva financiación autonómica porque ciertamente está infrafinanciada, no puede perder este papel predominante de reclamación al menguar su capacidad recaudatoria. Desde Moncloa han deslizado que no se puede pedir más y más fuera de casa, cuando en casa renuncias a ingresar por determinados impuestos. Y tercero, debería medir el relato de que recaudarán más porque vendrán más inversores. El tiempo dará o quitará razones, pero cuidado porque mirarse en el espejo de Madrid puede salirle por la culata. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), un organismo internacional nada sospechoso de ser social-comunista, denunció hace unos años que la Comunidad de Madrid es un “paraíso fiscal interno” al aplicar una tasa del 0% en el impuesto de Patrimonio. Gracias a esta bonificación, el número de ricos ha aumentado en Madrid un 10 % respecto a otras regiones en los últimos cinco años. Sin embargo, la pregunta que responderemos en los próximos meses es si Andalucía también atrae ricos e inversiones cuando no tiene el imán atractivo de la capitalidad de España.
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