Lo que queda del día

Liam Neeson se apunta a la serie B

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  • Liam Neeson apunta a un casi derrotado Pierce Brosnan en Enfrentados
Sus primeros papeles con cierta entidad, aunque todavía como secundario, le llegaron en los ochenta, donde destacó en títulos como Excalibur, Sospechoso o La Misión -pasado el tiempo muchos se han sorprendido al redescubrirle en ellas-. Sam Raimi fue quien decidió arriesgarlo todo y le concedió su primer papel protagonista en Darkman, aunque debió seguir alternando como secundario hasta que le llegó la gran oportunidad. La clave estuvo en una película denostada por la crítica, Resplandor en la oscuridad, con Michael Douglas y Melanie Griffith como protagonistas, en la que encarnaba a un oficial nazi seducido por una espía de las fuerzas aliadas. Spielberg se fijó en su porte y lo convirtió en Oskar Schindler, cuyo papel le abrió las puertas de Hollywood definitivamente, donde ha destacado por unas convincentes dotes dramáticas que le han permitido encarnar a diferentes personajes reales en biopics tan destacados como Michael Collins, Rob Roy o Kinsey -uno de sus próximos proyectos será convertirse en Abraham Lincoln de nuevo a las órdenes de Spielberg-, sin olvidar sus virtudes para retratar a tipos corrientes con arraigados valores humanos, ya sea en dramas tan crudos como Antes y después como en la comedia coral Love Actually. Durante los últimos cuatro años había vuelto a papeles secundarios -Batman begins, El reino de los cielos- y lo cierto es que su regreso como protagonista ha requerido de proyectos alternativos que han puesto de manifiesto la intensa madurez artística de un actor que comienza a hacerse mayor y que es capaz de levantar las perentorias expectativas de un título como Venganza, que nos devuelve al mejor Liam Neeson, aunque sea a través de la serie B contemporánea.

Este regreso como protagonista ha sido por partida doble y con dos títulos cuya temática de fondo tiene varios puntos en común -en ambos casos, Neeson encarna a un padre de familia con sed de venganza-. El primero de ellos es Enfrentados, un notable western de escasa repercusión en taquilla y en el que se bate a duelo con Pierce Brosnan. El dvd nos da ahora la oportunidad de disfrutar con esta película valiente en sus planteamientos y que nos remite por momentos a la concepción crepuscular del género que predominó en tantos títulos interesantes durante la década de los setenta. El segundo caso, ya citado, es el de Venganza,


Liam Neeson no deja títere con cabeza en este vistoso thriller comercializado en España como Venganza.
película de saldo que se ha colado en las últimas semanas de la cartelera veraniega y que constituye uno de los títulos de acción más entretenidos de la temporada. Producida en Francia, bajo la inspiración de Luc Besson (El quinto elemento) y con la ciudad de París como escenario natural de fondo, el filme recurre a los artificios argumentales del cine de acción de los ochenta, salvo por el hecho de contar con una estrella de la calidad de Neeson para sacar adelante una función que, en otras circunstancias, habría protagonizado el forzudo de turno -Bruce Willis, a lo sumo, si me apuran-, y que aquí va ganando en tensión y ritmo sin que se le tengan en cuenta las numerosas concesiones en favor de la protección y osadía del protagonista, un ex agente de las fuerzas especiales que viaja a Francia para rescatar a su hija, que ha sido secuestrada por mafiosos centroeuropeos dedicacos a la trata de blancas.

Y van pasando los años…

A Liam Neeson, como a muchos otros de su generación, comienza a notársele el paso de los años. El problema es que los hay, como él, que parecen tenerlo asumido -como demuestra en Venganza-, y otros que se esfuerzan por mantener la piel tersa de sus mejores tiempos o procurarse una nueva imagen que les perjudica aún más. Creo que el caso más evidente de esta segunda tendencia lo encarna a la perfección Nicolas Cage. Empezó a notársele en Next; en La búsqueda 2 empezaba a chirriar y en Bankog Dangerous le ha puesto la guinda. Hasta en el cine hay que saber envejecer, y uno de los mejores testimonios de la atractiva elegancia con la que se pueden sumar canas y arrugas sin perder la actualidad lo ha representado quien acaba de abandonarnos, Paul Newman, a quien Cage y muchos otros deberían tener más en cuenta cuando se miren al espejo

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