Niega que la reunificación del andalucismo sea oportunista, se trata sólo de superar el error histórico -el mismo una y otra vez- que han sufrido siempre cuando el andalucismo es integrador. Está convencida de que hay hueco para el andalucismo, ese 6,6 por ciento que le dan las encuestas y del que se quieren apropiar el bipartidismo que representan en PSOE y el PP. El primer asalto, trabajar unidos. El segundo, ser alternativa para los problemas de los andaluces, no de los andalucistas. El tercero, los candidatos: Pilar González ya aspira con el respaldo unánime de la asamblea de Sevilla a reconquistar la Alcaldía de la capital hispalense. La mujer, en crisis, siempre ha arrimado el hombro y ahora da el paso adelante para sacar las castañas del fuego.
Pilar González nos recibe tras participar en El Meridiano, la tertulia matutina de Canal Sur Televisión. Es uno de los pocos espacios en los medios de comunicación en los que se escucha su voz. Desde que perdieran la representación en el Parlamento andaluz y tras el Congreso en el que Julián Álvarez se perdía en las sombras de la política, Pilar González intenta reconstruir, recuperar, retomar el proyecto andalucista. Ha dado sus frutos con la reunificación de dos siglas que han estado luchando en los últimos años por el mismo espacio político: el Partido Andalucista (PA) y el Partido Socialista de Andalucía (PSA).
Alejado ya Pedro Pacheco, le pregunto por la refundación del andalucismo. “No es refundación y tampoco es una operación de oportunismo político. Resolvemos un error histórico, siempre el mismo, una y otra vez, porque hay que fortalecer Andalucía. Tenemos claro que cuando el andalucismo no tiene presencia en las instituciones, Andalucía es más invisible”. Lo explica con dos casos prácticos: las inversiones estatales cuando 1 de cada 4 parados es andaluz, y la deuda histórica, que ni está saldada, como dice el PSOE, ni el PP la pagó cuando pudo. “Si el PA hubiera estado, la posición de Andalucía no hubiera sido tan blanda o no estaría forzada por los intereses del PSOE”.
“Es una contradicción, la propia esencia del andalucismo no puede ser desintegrador sino aglutinador”, apunta para dar a entender que con dos partidos no se puede dar un mensaje de cohesión. “Hemos podido resolverlo y hemos dado pasos para fortalecerlo. No vale con el empeño, sino con la convicción”. Les queda ahora que los andaluces lo comprendan pero desde el entendimiento de que el andalucismo es una fuerza necesaria y el acuerdo de unidad “es el primer escalón”, conseguir una sola lista en todos los municipios. Después llegará el Congreso en el segundo semestre de 2011, “que nosotros sí sabemos cuándo será”, apunta en alusión al “lío” que tienen los socialistas.
Ahora les queda trabajar juntos “para superar desconfianzas, recelos y tópicos, porque cuando se comparten los objetivos, con el trabajo, se facilita el resultado final” que no es otro que “dar respuesta a los problemas de los andaluces y no de los andalucistas”. “No quiero que nadie más venga al partido por intereses particulares” afirma rotunda para decir que en todos los partidos, “hay gente que llega al aluvión del poder” pero en momentos de crisis es cuando valen “los valores políticos, las convicciones”.
“Casi valemos el doble” dice con orgullo cuando habla de los que han quedado y de los “enormes ataques” que han sufrido debido a la “enorme debilidad” del partido, porque a muchos les han hecho ofertas y al final han aceptado. De hecho, el transfuguismo se ha cebado de forma especial con su partido, por eso pide que se imponga por Ley en Andalucía, que tiene su legislación propia, y critica la hipocresía absoluta de los partidos mayoritarios que usan, justifican y consienten a los tránsfugas según les convenga. El caso más sangrante y doloroso, porque “es un símbolo”, es el de Ronda, pero se enorgullece al contar cómo en un mes ya había una nueva gestora y el jueves se presentaba su candidata, Isabel Barriga (con la que aparece en la fotografía de la izquierda). “Nos vamos a quedar los heróicos”, apunta.
Comunicar a corta distancia
Pero eso hay que trasladarlo a la sociedad, cansada no sólo de la historia política del andalucismo sino de la propia política en sí. “Es complicado, por nuestra dimensión y por nuestros recursos”, algo que sólo se consigue con lo que más le gusta a Pilar González, “la comunicación a corta distancia, que es agotadora físicamente pero no intelectualmente”, además de internet, su medio de comunicación de masas por excelencia, el gran potencial para un partido sin recursos.
Convencida de que la política “es el espacio de intermediación entre los ciudadanos y la riqueza”, apuesta por hacer política “real y no virtual”, aprovechar la necesidad de cambio que tienen los andaluces para ofrecerse a ellos y preguntarles “¿qué puedo hacer por vosotros?” y buscar soluciones, la política como herramienta útil. “Luego, vendrán las elecciones, pero que ellos sepan que somos una alternativa, tener la confianza de los ciudadanos, que se pierde en un minuto”, reconoce.
La historia del PA juega en contra de las palabras de Pilar González. “La alternativa es la transparencia, la austeridad, la honestidad, la cercanía, y si nos equivocamos, demándemelo, porque puede ocurrir que me equivoque”. Pero ¿y su historia? ¿sus dinosaurios? “No estamos en condiciones ni de expulsar ni de prescindir pero hay mucha gente que no debe estar en primer línea porque además entienden que su tiempo ha pasado”. Ahora toca el tiempo de participar y de abrir una nueva época “sin complejos, no tenemos por qué tirar nada por la borda, es renovación pero no ruptura, es un nuevo comienzo pero asumiendo la historia del PA, lo demás, es ser hipócrita”.
“Hay que aprovechar el vientecillo de aire fresco, de cambio” que piden los ciudadanos y “hay hay otras formas de hacer política, hay valores que no se pueden poner en riesgo, cosas que no pueden cuestionarse”. Para Pilar González es más importante reunirse con los trabajadores de Astilleros de Huelva, hablar con ellos, preguntarles qué se puede hacer e intermediar con los empresarios a “malmeter” contra la Junta. “¿Y que hace un político aquí si no hay elecciones?”, eso, a juicio de la líder andalucista, es el problema porque hay que trabajar para solucionar los problemas y que vean que no vas “a pedirle el voto”. “Luego, vendrá el que te reconozcan, si he cumplido y te pediré el voto. Usted decide”.
El “equipaje y el patrimonio” que tiene el PA, con 550 cargos públicos, le sirve a Pilar González para apoyarse en ese “volver al origen del andalucismo de la Transición” porque, recuerda, hay un 6,6% de la población andaluza que cree que los intereses de Andalucía sólo los defiende el PA. “Hay espacio político”, dice convencida y da como prueba los intentos “casi de folklore pero mal entendido, de gitana encima de la tele” que el PSOE y el PP hacen por apropiarse de la bandera del andalucismo. “Han conseguido triunfar, la gente piensa que lo único que vale es el bipartidismo, o el PSOE o el PP cuando es el mismo modelo”, reconoce, aunque defiende ese “espacio intermedio” frente al centralismo que representan. Además, recuerda cómo intentan “diluir o difuminar el componente incómodo de Blas Infante” cuando en la trayectoria política del PSOE o del PP “no es creíble”. “Nosotros somos los del artículo 151 no los del 143”, recalca.
Pero el paso más complicado para el nuevo PA es trasladar su ideario político a las instituciones y el paso siguiente son los candidatos. El trabajo es de hormiga, buscando al mejor candidato de cara al primer examen importante al que se enfrentan los andalucistas: las elecciones municipales. La idea general es que repitan los alcaldes actuales y tener antes del invierno los de las poblaciones de más de 100.000 habitantes: La Línea, Algeciras, Coria del Río, Huelva capital y Ronda son algunas candidaturas ya concretadas, más el trabajo interno de conseguir una candidatura comprometida, que no es fácil.
Pero el golpe de efecto lo quieren dar en Sevilla. Será Pilar González la que encabece la candidatura a la Alcaldía por unanimidad de la asamblea. La secretaria general del PA vuelve a medirse en las urnas con la ciudadanía de la capital hispalense con fuerza, convicción y recordando, como ya hiciera en la presentación de la candidatura de Isabel Barriga en Ronda que, en tiempos de crisis, la mujer siempre arrima el hombro pero ahora es la que lleva la batuta del cambio.
“La política no se hace en los despachos sino en la calle”, apuntaba González en su presentación como candidata ayer, en la que dejaba claro que su principal prioridad será el paro.
-El perfil-
Una defensora incondicional del “por sí” del lema de Andalucía
Saltó al primer plano político en uno de esos baches del andalucismo, cuando Antonio Ortega dejaba su escaño en el Parlamento andaluz y abandonaba -temporalmente- el Ayuntamiento de Sevilla. Se convertía en la primera mujer portavoz andalucista y formaba un curioso bloque de género frente a Manuel Chaves, entonces presidente de la Junta.
Ella, Concha Caballero, Teófila Martínez y algunas más, todas mujeres frente al presidente andaluz. Le une una profunda amistad con muchas de sus rivales políticas pero también con los hombres: sorprende cómo rescata de sus enemigos políticos frases, latiguillos, explicaciones... hasta el punto que alguno le ha pedido que no les nombre, que les deja mal ante el partido.
Profundamente aferrada a una parte del lema de Andalucía, el “por sí”, se enfrenta al difícil papel de recuperar el espacio político e institucional de su partido con la claridad de que está todo por hacer, de que el crédito político que dan las urnas se pierde en un segundo.
El trabajo de hormiguita que le queda tiene que dividirlo en dos caras de una misma moneda: cambiar y adaptar su partido con una historia que pesa, y conseguir el respaldo de los ciudadanos para volver a las instituciones.