Calificación: ***
dirección: Jason Reitman.
intérpretes: George Clooney, Vera Farmiga, Anna Kendrick, Jason Bateman, Tamala Jones, J.K. Simmons, Danny McBride.
EEUU. 2009. 108 minutos.
Jason Reitman sigue con la puntería afinada como retratista de la sociedad contemporánea, con la ventaja de hacerlo sin caer en los convencionalismos del drama, entre otras cosas porque ha demostrado que es un tipo con sentido del humor en busca siempre del equilibrio que sustenta la realidad que le sirve de inspiración. Lo hizo en su interesante debut, Gracias por fumar, en torno a las maquinaciones de la industria tabacalera para no perder clientes frente a las estrecheces legales y gubernamentales; y, en un entorno más íntimo, volvió a hacerlo con Juno, película en la que exploró cierto desarraigo social y emocional a partir del caso de una adolescente embarazada dispuesta a donar su bebé a un matrimonio acomodado.
En Up in the air vuelve a abordar el desarraigo, aunque con más implicaciones personales, profesionales, sociales y afectivas, matizado asimismo por la influencia de la crisis económica mundial, puesta aquí de manifiesto por la epidemia del desempleo extendida por Estados Unidos desde hace un par de años hasta la fecha. El protagonista del filme (George Clooney) se dedica a viajar por el país ejecutando órdenes de despido, una labor que se le ha multiplicado a causa de la propia crisis, y dando conferencias de autoestima profesional basadas en el individualismo y la independencia emocional.
Él mismo es el ejemplo andante de cuanto traslada a sus auditorios: pasa la mayor parte del año viajando, sólo tiene un pequeño apartamento en el que recala esporádicamente, no está casado, no piensa tener hijos y apenas mantiene contacto con lo que le queda de familia. Pero su mundo, su estado de bienestar, no resulta peor que el de la empresa para la que trabaja, empeñada en disfrazar de “una oportunidad para el futuro” cada despido que ejecuta, de profesionalizar el engaño ante una tragedia personal. Como tampoco es peor su visión de la vida en comparación con la de la generación que le sucede, encarnada aquí en una competente compañera recién licenciada que termina por descubrir de qué va el mundo real y cuánto difiere de sus sueños y de su propia preparación académica.
Sólo la obviedad del último cuarto de hora de filme impide una obra más redonda, aunque no más contundente, ya sea por la resolución del romance de Clooney con la siempre sensacional Vera Farmiga, como en la llamada final a la esperanza para los parados americanos.
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