Medio siglo dedicado a la cocina le contempla, y eso que tres meses antes de cumplir los 65 colgó el gorro blanco de cocinero con el que reconoció a compañeros cuando a nadie se le ocurriría sacar a los chefs de su lugar de trabajo.
En plena vorágine profesional dio 24 de tensión y se prometió que se retiraría cuando le llegara la edad, antes de que su profesión le costara la vida.
Pero que le quiten lo bailado. Juan Hurtado no sólo puede presumir de haber dado de comer a la flor y nata de la sociedad de la época, sino de haber recibido estando al frente de Gaitán "la primera estrella Michelín para Jerez, aunque no recuerdo el año".
Con él nos hemos sentado a mesa y mantel en La Espartería, el negocio que llevan su hija y su yerno en la milla de oro de la Plaza del Caballo.
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