Hoy se cumplen tres meses exactos -del 24 de febrero al 24 de mayo- de la invasión rusa de Ucrania. Los ejes estratégicos del mundo han cambiado y ha aumentado considerablemente el enfrentamiento entre bloques. Es un horror que eso suceda porque significa que la humanidad no aprendió nada de las anteriores guerras mundiales.
La desencadena una imponente potencia nuclear que es, además, el país más extenso del mundo -Rusia- que casi duplica en kilómetros cuadrados a EEUU, Canadá, Australia, Brasil, China…pero quiere más expansión hacia el oeste para -dicen- no sentirse amenazada y conseguir zonas más amplias de seguridad, tras el desmembramiento de la URSS. De momento, ha logrado, la caída de Mariúpol, tras la rendición de la acería de Azovstal, lo que le ha otorgado el control del Mar de Azov, un mar casi plano, sin profundidad, que ya no comparte con Ucrania sino que es solo ruso. Con una extensión similar a Extremadura. Probablemente es el primer paso para avanzar por el Mar Negro y dejar a Ucrania sin salida al mar. Está claro que todo esto debe ser muy importante para un país que es 34 veces más grande que España. Así es el nacionalismo siempre, y nos retrotraen a la época del totalitarismo y de imperialismo. ¿Que EEUU lo ha hecho en el pasado? Sin duda. Por eso surgieron movimientos de protesta en todo el mundo contra la guerra de Vietnam. En Afganistán se estrellaron tanto la Unión Soviética como los estadounidenses. Ahora los talibanes han establecido una dictadura islámica. Especialmente contra las mujeres.
Finlandia y Suecia han tomado nota y están ya a la puerta de la OTAN. Occidente -EEUU, UK y UE- no son beligerantes directos pero las ayudas financieras, militares y políticas son tan notables que la guerra tiene todo el cariz de estabilizarse en los frentes y alargarse muchos meses. Ello tiene consecuencias. Las alimentarias para los países que se nutrían de los cereales rusos y ucranianos ya están ahí. La hambruna se intensificará y la inflación galopante, por el encarecimiento de la energía, empobrece a toda la humanidad, pero las quejas se oyen mas fuertes en los países desarrollados, acostumbrados a un bienestar que se pone en riesgo. Se intensificará la lucha por las energías. Mal panorama. Mientras tanto los muertos siguen solos sobre el tablero de la ambición.
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