El tándem formado por los hermanos Jesús y Miguel Rodríguez Rodríguez ofreció un auténtico espectáculo lírico con motivo de la vigésimo sexta edición de la Exaltación al Lunes Santo. La cita concitó gran interés con una importante afluencia de hermanos y feligreses a la parroquia de San Francisco la tarde del pasado domingo.
Miguel Rodríguez –actual delegado territorial de Justicia de la Junta en la provincia y conocido cofrade vinculado a distintas hermandades– fue el encargado de presentar a su hermano Jesús, en lo que constituyó una nueva demostración de cariño y complicidad que ambos ya han plasmado en público en otras presentaciones cofrades. Miguel proyectó cómo esa complicidad se traduce, anecdóticamente, en el intercambio de molías, pero sobre todo en puro amor.
Y habló de la “R” de su apellido como sinónimo de “ser recto” en la fe, o de” retrancá del paso”, o “rectificar la realidad”, “relevar a un compañero”, “recuperar la esencia”, “respetar a tu hermandad”, “pero sobre todo “rezar callado”. Así presentó al “corazón de roble” que es su hermano, con el que comparte sin duda la gran devoción de su vida, su devoción por las hermandades a la que llegaron juntos, de la mano. Sería en un ensayo bajo el paso; un noble oficio del que ambos se enamorarían.
Tras fundirse con su hermano en un sentidísimo abrazo,Miguel Rodríguez dio paso al exaltador, que pronunció una auténtica oración y se prodigó en detalles de admiración hacia los sagrados titulares de la hermandad. Para ello, Jesús Rodríguez enfiló su mirada en reiteradas ocasiones en las imágenes que permanecieron en su capilla, ya que el altar mayor fue ocupado por la banda de cornetas y tambores de la hermandad que así ilustró el acto con su música.
Sus palabras estuvieron presididas por dos hachones como símbolo de la fe y de la esperanza. Y pidió para que pare la guerra. Y le pidió asilo a Cristo… Momento especialmente emotivo fue la interpretación de una saeta por parte del conocido Antonio Soto mirando a los sagrados titulares de la hermandad.
El exaltador se sinceró y confesó en público, y expuso sus sensaciones “hasta llegar al desmayo”, para describir estas “tres semanas de nervios” que quedan hasta Semana Santa… “Mi vida ya está entregada, entallada al sentimiento que decide cómo acaba. Tres Caídas por un sueño, Tres Caídas que levantan, el amor, el sufrimiento, la vergüenza, la esperanza… Es amor por lo que siento, no es de poeta ni de artista; es amor por ser eterno y sentirme caidista”. Así puso broche a una exaltación tan brillante como cabía de esperar.
El acto en sí, y el exaltador en particular, han recibido todo tipo de felicitaciones por parte de la hermandad del Lunes Santo arcense. No podía ser menos.
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