4 de marzo de 2022, una fecha que en mi infancia y adolescencia era indicativo de estar viendo una película de Ciencia Ficción, donde los coches no rodaban por el suelo y navegaban por el aire, las naves de otras galaxias venían a robarnos el agua o el mundo se había convertido una tierra apocalíptica donde los simios se hacían con el poder. Mientras tanto la realidad en esa década de los 80 era que España pasaba por una profunda sequía que nos obligaba a restringir el gasto del agua, que los aficionados de los clubes ingleses la iban liando parda por toda Europa, y que los rusos y americanos nos ponían de corbata nuestros órganos más sensibles, con amenazas de una guerra nuclear.
Cuarenta años más tarde, y cuando pensábamos que el mundo había madurado, nos encontramos con que volvemos a tener problemas de sequía, posiblemente ante un cambio climático que nadie se ha terminado de tomar en serio; ahora ya no son los aficionados a los clubes ingleses quien pueden liarla, porque en todos lados cuecen habas, y nos encontramos como unas de las dos grandes potencias de entonces, a la que se le había minusvalorado, ha sido capaz de dar varios pasos más allá de lo que hicieron en su día esos líderes mundiales de los 80.
No es la primera vez que he criticado a nuestra sociedad actual, no por su quehacer diario sino por su inapetencia. Una sociedad donde se prioriza disfrutar lo banal de la vida día a día, pero despreocupándonos de a quien le damos las riendas del mundo de lo que vamos a dejar mañana a nuestros jóvenes. Boris Johnson, Kim Jong-Un; Donald Trump; Putin…, sinceramente ¿a quién les da tranquilidad estos nombres al frente de Estados tan importantes como los que gobiernan o han gobernado? El poder ¿Qué tiene el poder que lleva a romper amistades, familia, perder los escrúpulos, olvidar de donde veníamos, y nos vuelve unos paranoicos que cada vez quieren acumular más, cuando la vida no te da margen a poder usar todo los que el poder te ofrece?.
Hace algún tiempo oí decir a un político español de la transición, que “antes entraban en política la gente más preparada de la sociedad, ahora no es así”. Esa frase que comparto plenamente habría que matizarla para decir que ahora no sólo no se presentan los más preparados, sino que terminan huyendo de la política cuando ven al frente de sus partidos o Gobiernos a paranoicos que no respetan absolutamente nada.
Lo malo de este retroceso social e intelectual que hemos experimentado es que no volvemos a lo que, si nos dio resultado en el pasado, las hojas de un libro en vez de la pantalla táctil de un teléfono, el juego en la calle por el videojuego en la pantalla de un ordenador, el cine en vez de una pantalla plana, o pasear a tumbarse a ver la tele con una litrona en la mano. El Covid nos ha dado una lección para la reflexión, pero la impresión que me da es que esa lección se ha ido a una velocidad mayor que la que se ha tardado para doblegar este virus. Lo cierto es que todo lo malo del pasado parece volver multiplicado, por eso espero con todo corazón que también regrese un compañero de la infancia con el que disfrutaba todos los sábados después de comer…, que vuelva Naranjito.
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