Lo que nos queda en esta vida, después de todo, son las personas y los momentos que hemos vivido con ellas. Nadie se va a acordar de tus éxitos o fracasos, tampoco de todo lo que tenías, ni de aquel día en el que tu equipo no ganó. Dejar huella es algo importante en esta vida. Y eso, al final, lo vas marcando tú cada día con tus pasos, con cómo eres, cómo te entregas a cada cosa que haces, cómo cuidas a los que tienes a tu alrededor, cómo afrontas cada situación. Porque al final la vida es un bonito sendero en el que en cada etapa nos vamos encontrando con personas que vienen a amenizarnos el paseo. Y tú decides qué actitud tomar ante ello. Si prefieres caminar solo o si, por el contrario, prefieres caminar acompañado, en equipo y rodeado y así poder llegar mucho más lejos. Porque el mejor regalo es poder ser con toda esa gente que en algún momento de la vida te ayudó a ser quien eres hoy.
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