No ha sido un ejercicio sencillo ni fácil pero dos alcaldes extremeños - los de Don Benito y de Villanueva de la Serena, José Luis Quintana y Miguel Ángel Gallardo - han tenido el arrojo de lanzar casi un órdago a la historia y al momento político predominante. Frente al pan nuestro de cada día, en el que predomina la mística de la división y el alicorto paroxismo identitario, en ascenso, que asola el mundo -y España particularmente-, los alcaldes y los vecinos de esos dos pueblos extremeños han optado por apoyar las conclusiones del estudio de los expertos que les daban mayores oportunidades en el empleo, en la inversión y en política de población de cara a la proyección de su futuro.
Será un proceso a medio plazo. La fusión municipal de la nueva población no será efectiva hasta 2027, cuando en las elecciones municipales se elija la nueva corporación de una población que para entonces se acercará a los 70.000 habitantes. Don Benito tiene 37.010 habitantes y 561 kilómetros cuadrados de extensión y Villanueva 25.759 habitantes y 149 kilómetros cuadrados. Su ayuntamiento pasará a 25 concejales (hoy cada ayuntamiento tiene 21). Ambos alcaldes han manifestado que no se presentarán a las elecciones de la unificación. Otra llamada al futuro y un gesto de generosidad para con sus poblaciones.
Hay un dato que conviene subrayar especialmente. En el largo devenir del proceso del intento de secesión catalana los independentistas se ponían -y se siguen manteniendo- como meta alcanzar el 51% de los votos. Ese porcentaje mínimo, y variable al primer contratiempo, significaba tener mayoría en la sociedad catalana según su criterio. Los alcaldes extremeños, para una decisión de muchísimo menor calado que una secesión de un Estado, varias veces centenario, han establecido un porcentaje mucho más alto y, por tanto, más difícil de alcanzar, el 66%. Lo han logrado holgadamente en Villanueva de la Serena y, por los pelos, en Don Benito. Como se leía en un periódico ha ganado “La unión hace la fuerza” sobre el “Más vale malo conocido que bueno por conocer”.
Nada es trasladarle automáticamente a otras situaciones u otros territorios. Pero este paso, al menos, en municipios que tienen una acera de una calle en un municipio y la de enfrente en otro bien harían en pensárselo. Por el bien de los ciudadanos.
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