La campaña de Castilla y León culmina hoy y en el caso del PP se ha caracterizado por los distintos acentos acerca de Vox, y por el rol de Isabel Díaz Ayuso, confirmada como un reclamo por el equipo de Alfonso Fernández Mañueco, que ha buscado beneficiarse de su tirón. La comparan con una 'rockstar'.
El PP adelantó las elecciones y el PP se ha volcado al completo con los comicios castellano y leoneses, con la participación de presidentes autonómicos y de los expresidentes del Gobierno José María Aznar y Mariano Rajoy.
Desde el principio la cita tiene dimensión nacional. El PP buscaba erosionar al Gobierno de Pedro Sánchez y diluir el efecto Isabel Díaz Ayuso en Madrid replicando su gesta: acabar con Ciudadanos y minimizar el poder de Vox. De fondo, la pugna interna entre la presidenta madrileña y Génova.
El líder del PP, Pablo Casado, vinculó su éxito al de Fernández Mañueco, pero, ante un escenario abierto, el aspirante a la reelección se ha cargado sobre sus espaldas un posible golpe. "El que se la juega soy yo, no Pablo Casado", afirmó.
La lucha por convencer de que el adelanto lo provocó la deslealtad de Ciudadanos, la polémica de las macrogranjas, los fondos europeos, o la denuncia de pucherazo en la convalidación de la reforma laboral, aprobada por un voto erróneo de un diputado del PP, han irrumpido en campaña.
Al PP también le ha marcado la creciente dependencia hacia Vox en las encuestas o el runrún interno sobre el liderazgo de Casado.
Primero fue Aznar. El expresidente criticó que le dijeran que había que ganar para que "vaya no sé quién a la Moncloa", pese a que la pregunta es "para hacer qué". Sostuvo además que muchas personas se agarran a "populismos mentirosos" porque "no tienen un referente fuerte".
Dos días después aclaró en público que las críticas no se dirigían a su partido y respaldó a Casado. Pero para entonces, la formación ya había trasladado que el liderazgo no estaba en entredicho y el propio Casado había respondido al expresidente con un alegato sobre su reformismo. Se declaró reformista hasta en su casa.
El otro elemento es Díaz Ayuso. Mientras su presencia aumentaba por su capacidad de movilizar y Fernández Mañueco ha 'ayusizado' sus mensajes y ha buscado beneficiarse de su arrastre, la presidenta madrileña ha marcado perfil propio en un asunto troncal: Vox.
De las condiciones del partido de Santiago Abascal dependerá, según los sondeos, el Gobierno. El PP aspira a que sea monolocor.
Y la línea oficial ha sido criticar a Vox y apelar al voto útil. Casado les acusó de hacer un servicio a Sánchez al fracturar el voto. Y cargó contra su antieuropeismo o su rechazo al estado autonómico.
Alberto Núñez Feijóo, presidente de la Xunta de Galicia, criticó también a los que “dicen ser de derechas pero restan votos al PP" y el presidente de Andalucía, Juanma Moreno Bonilla, rechazó "fórmulas experimentales" que lleven "a cuatro años de pérdidas de oportunidades y sacrificios".
Rajoy reivindicó al PP como una formación seria y moderada, no una "pandilla de amiguetes que fundan un partido".
Pero, una vez más, Díaz Ayuso se desligó del resto y abogó por entenderse con Vox, también si no les necesitan. "Siempre pactaría antes con el partido de Ortega Lara que con aquellos que pactan con los que le secuestraron", sostuvo.
En el PP hay posturas encontradas sobre la relación con Vox, por una parte quienes creen que gobernar con ellos les condenaría, al repeler a su electorado de centro, y por otra quienes quitan hierro a un acuerdo que podría ser imprescindible en La Moncloa.
Por libre, Díaz Ayuso optó por restar importancia a la suma, aunque después cargó en Madrid contra Vox por sus ataques a los migrantes.
Con todo, la sensación entre los simpatizantes de Castilla y León es que, si esta campaña fueran unas primarias, Díaz Ayuso, con paseos multitudinarios y actos llenos, habría vencido frente a Casado.
Pero no lo son y en el partido la presidenta madrileña y sus salidas de guion siguen generando suspicacias.
Con estos mimbres, el PP se enfrenta a unas elecciones mucho más abiertas que en el momento en el que se planteó el adelanto electoral.
Son además la antesala de las andaluzas. El presidente de la Junta avisó de que el 13-F no era cualquier cosa, tampoco para él, que va después, aunque en su equipo desvinculan ambas citas.
Debido a un viaje a Dubái, Moreno Bonilla no podrá arropar esta tarde a Mañueco en el cierre de campaña, donde sí estarán Feijóo o Díaz Ayuso, que compartirán escenario con Casado.
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